El ensayo de intervención del candidato vacunal cubano Abdala comenzará mañana lunes 29 de marzo, luego de que el Centro Estatal para el Control de Medicamentos y Dispositivos Médicos (CECMED) emitiera la autorización recientemente. En él participarán como voluntarios diferentes sectores del Ministerio de la Salud Pública.
Pese a que todavía no se conocen todos los efectos adversos que podría provocar este candidato vacunal, las autoridades cubanas están realizando también los ensayos de intervención a los grupos de riesgo o priorizados paralelamente a la Fase III de ensayos clínicos.
Un total de 150.000 personas en La Habana serán inoculados con el candidato vacunal Soberana 02 dentro del estudio de intervención, y 70.000 son profesionales de la salud. Con la incorporación posterior de Santiago de Cuba, Granma y Guantánamo, sumarán 370.000 participantes en todo el país.
Luego se unirán 1,7 millones de habaneros al estudio de intervención poblacional y después se aplicará en el resto de Cuba, cuando su uso de emergencia este finalmente aprobado.
El Gobierno cubano planea inmunizar a 6 millones de personas para el mes de agosto y a toda la población nacional antes del cierre del año 2021, pero numerosos especialistas han criticado esta decisión, como el virólogo cubano Amílcar Pérez Riverol.
El también investigador de la brasileña Universidad Estatal Paulista (UNESP), dijo que considera que no procede el hecho de que quieran colocar los estudios cubanos en el mismo plano de lo sucedido con vacunas como la Moderna, Pfizer-BioNTech, J&J, exponiendo que esas vacunas también fueron aplicadas sin que finalizara la Fase III.
El experto alegó que el ensayo clínico de Fase III de aquellas vacunas ya se encontraba lo suficientemente avanzado para comenzar la administración de dosis, permitiendo el cálculo de eficacia con fortaleza estadística. En cambio, los aspirantes cubanos, de los que aún no se conoce la eficacia, no han terminado siquiera el esquema de vacunación de los voluntarios de la Fase III.
Agregó que, en el caso de las vacunas de Pfizer-BioNTech, Moderna y J&J, la expansión a la inoculación masiva se autorizó únicamente luego de que se concediera permiso de uso de emergencia, decisión respaldada por datos de eficacia y otros requisitos de solicitud, que tampoco se circunscribe a la situación de los candidatos nacionales.
El experto finalizó su crítica alegando que Cuba «no está extendiendo, como en el caso de aquellas, la administración de vacunas. Está ampliando, bajo expedientes de estudios clínicos, la administración de candidatos vacunales» que, por el momento, no tienen todas las autorizaciones ni los datos de eficacia.
Estableció que el paralelismo más cercano sería con Sputnik-V o Coronavac; sin embargo, incluso esos casos contaban con autorización de uso emergencial.
