Gomate Arboláez, un pequeño cubano de 13 días de nacido, acaba de vencer el virus de la COVID-19. Julio llegó con manifestaciones respiratorias, tos e hipertemia en la tarde del domingo 14 de marzo al Cuerpo de Guardia del hospital pediátrico universitario José Luis Miranda, de Villa Clara.
Los exámenes y cuestionamientos fueron realizados de inmediato a cargo de la Dra. Anisley Salazar Sotolongo. El niño fue contagiado por una tía que fue dada como positiva a la enfermedad en la jornada dominical.
Fue traslado con urgencia al hospital militar Comandante Manuel Fajardo Rivero, en cuanto se confirmó que el bebé portaba el virus, para darle una atención especializada.
Los protocolos, estudios y procedimientos médicos fueron, entonces, llevados a cabo por la propia Dra. Salazar Sotolongo y por la Dra. Ana María Mederos Herrera, de esta institución designada para la atención a pacientes con COVID-19.
Según el testimonio de la jefa del servicio de Neonatología del Hospital Pediátrico, la Dra. Ángela de la Caridad Herrera Manso, el pequeño comenzó a experimentar algunas complicaciones luego de 3 días de internado, por lo que toda la rama y enfermeros expertos activó la guardia de 24 horas.
Herrera Manso alegó que Julio se mantuvo con PCR positivo durante 10 días, pero que todo el equipo estuvo muy presente y entregado en la recuperación del niño, que había sido reportado como grave y que tuvo que ser ubicado dentro de una incubadora con un constante seguimiento de sus signos vitales.
Cuando las pruebas evidenciaron una mejoría significativa en su estado de salud, fue desplazado nuevamente al «José Luis Miranda» para concluir su terapia antimicrobiana. Todo se logró sin abandonar la lactancia materna, la que permitió que el pequeño alcanzara las 9 libras de peso y una buena condición general.
Aireli Arboláez Ramírez nunca pensó que pasaría por esta experiencia. Para la joven de 28 años, era su primera gestación, algo que esperaba con ansias y que se desarrolló sin grandes altibajos, hasta la cesárea que que finalizó el proceso, pues el feto ocupaba una posición pelviana.
La madre contempla a su bebé mientras insiste en la urgencia de que las personas acaben de concientizar la necesidad de preservar al máximo a los recién nacidos en tiempos en estos tiempos, cuando las visitas no resultan aconsejables.
Admitió que empezó a llorar al escuchar que su hijo estaba enfermo de coronavirus, haciéndolo el más pequeño de todos los contagiados en la etapa pandémica.
Ella es ama de casa, y el padre trabaja como cuentapropista, y reafirman cuán agradecidos están hacia todo el personal del Hospital Militar y del Pediátrico, incluidos los directivos de ambas instituciones y representantes del Programa de Atención Materno-Infantil (PAMI), que estuvieron siempre al tanto de la evolución del infante y brindaron apoyo y esperanza.
Confiesa que le pide a la vida mucha salud para su bebé, y agradece que le hayan dado el privilegio de «conocer la maternidad, a pesar de esta pequeña herida».
