La devastadora crisis económica que azota a la isla ha convertido el desabastecimiento general (y específicamente de alimentos) en un ciclo vicioso de grave déficit y, luego, de precios inalcanzables.
Los medicamentos, la carne de cerdo, el arroz, las frutas, los frijoles, el azúcar, los vegetales y las viandas están así, incluso el aceite de cocinar, un componente sin el que la mayoría de cubanos no podría desarrollar su actividad culinaria hogareña, igual que si les faltara el gas o la electricidad.
El aceite se está vendiendo en las últimas semanas a 300 CUP o 6 USD en el mercado negro nacional, dado que la propia red cotiza el dólar estadounidense a 50 CUP, justamente el doble de la tasa de cambio fijada por el Gobierno.
José Antonio, un cuentapropista dedicado a grabar el Paquete Semanal en Mayarí (Holguín), asegura que este fenómeno se debe a la increíble falta de oferta en los comercios estatales, ya sea en CUP o en Moneda Libremente Convertible (MLC), y que este producto no se vende en ese municipio desde hace meses.
Señala que habían muchos comerciantes que lo llevaban desde Santiago de Cuba y eso representaba un pequeño apoyo, pero que la posibilidad se desvaneció con el cierre del transporte interprovincial por el empeoramiento de la situación epidemiológica nacional por la pandemia de coronavirus.
De hecho, el precio minorista establecido para el aceite en Cuba, equivalente a dos dólares al cambio oficial de 24 pesos por 1 dólar, representa el doble del valor que tiene el producto en otros países del área.
Raúl, un obrero de la construcción, comenta que lleva una semana cocinando sin grasa desde que se le acabó el aceite de la cuota dada por la libreta de abastecimiento. Asegura que, de esta forma, no hay salario que rinda.
Desde la semana pasada rondaba un rumor en Mayarí de que había llegado un contenedor de aceite y otro de pollo a la tienda TRD Caribe. Muchas personas no creyeron en lo que se especulaba porque las falsas alarmas son comunes n el contexto actual, pero esta vez estuvo en lo cierto. Hay una esperanza luego de tantos meses sin suministrar nuevos productos, pero es de esperar que esta solución sea pasajera porque sucederá lo mismo una y otra vez.
La venta se realiza de acuerdo a la bodega en que cada vecino compre según su libreta de abastecimiento. A cada núcleo familiar le corresponde un litro de aceite y dos paquetes de 2 kilogramos de pollo, por lo que el proceso de distribución lleva varios días para suplir todo el municipio. Entretanto, la angustia de que se acabe el producto abruma a aquellos que quedan para el final.
Una maestra del barrio del Cocal, llamada Odalis, comenta que le consuela el hecho de que servirá para aplacar algunas necesidades hasta que vendan el cuarto de litro por persona de la canasta básica normada, lo que será el 1ro de abril.
A la par, menciona que se dice que a su bodega le corresponde comprar antes del fin de semana, y tiene unas ganas tremendas por que eso suceda para poder hacerle tortillas a su hija, que no come huevo si no es en esa forma, y tiene guardados los que distribuyeron una semana antes para cuando logre hacerse con una botella de aceite.
El desabastecimiento es un fenómeno muy usual en Cuba, pero se transformado en su versión más drástica y preocupante en los últimos tres años, por lo que la población se ve constantemente con el agua al cuello para poder alimentarse y lograr conseguir otros productos básicos, sumado al encarecimiento que desde principios de año se desenvuelve sin control por la isla, sobre todo en cuanto a los precios de alimentos y medicinas.
