Tanto el Gobierno chino como el cubano se han aliado par crear otra vacuna contra el virus de la COVID-19, llamada «Pan-Corona», que, de acuerdo con el reporte del medio de prensa asiático Xinhua, se quiere llegar a que sea efectiva frente a distintas cepas del coronavirus.
Prensa Latina hizo eco de la noticia e informó que científicos del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de Cuba y demás nacionales se encuentran investigando el desarrollo del producto en una instalación abierta en la ciudad de Yongzhou, provincia de Hunan.
El director de Investigaciones biomédicas del CIGB, Gerardo Guillén, anunció que el proyecto surgió por iniciativa china y que el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Cuba lo apoya. El estudio quiere combinar las partes de virus dirigidas a las respuestas celulares junto con las que son conservadas y no están tan expuestas a la variación para generar anticuerpos.
Guillén declaró que esta estrategia podría llegar a proteger a países enteros contra emergencias epidemiológicas debido a nuevas cepas. También informó que están esperando a que más investigadores cubanos puedan incorporarse al centro de Yongzhou cuando las condiciones de viaje mejoren.
El científico señaló que Cuba aporta al proyecto la experiencia y el personal, y China aporta el equipamiento, la logística y los recursos. El centro conjunto de innovación biotecnológica de Yongzhou fue terminado de construir y equipar el año pasado.
El lugar, resultado de la colaboración entre Pekín y La Habana, auspició el desarrollo de proyectos y tecnologías varias que obtuvo el personal científico cubano, gracias a la política aprobada por el Gobierno chino cuyo objetivo es estimular «capacidades de innovación a través de las administraciones locales».
La agencia británica Reuters publicó a inicios de marzo que un conjunto de hackers, respaldados por el Gobierno de China, agredió a dos empresas indias confeccionadoras de vacunas contra el coronavirus.
Los detalles al respecto del ataque fueron ofrecidos por la Cyfirma, empresa de ciberinteligencia, la cual aseveró que el grupo de piratería informática chino bajo el nombre de Stone Panda, se inmiscuyó en la infraestructura tecnológica y el software de la cadena de suministros de Bharat Biotech y el Serum Institute of India (SII), ya que la India produce alrededor del 60% de todas las vacunas vendidas.
Un grupo de indagadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) viajó en febrero a Wuhan, China, con la idea de investigar los orígenes del coronavirus. Los expertos no retornaron con premisas concluyentes sobre la germinación del virus, excepto por la confirmación de que es de origen animal.
Una teoría cospirativa surgió en torno a si el virus había surgido en un laboratorio y, aunque no fue confirmada por investigaciones y explicaciones serias y profesionales, cada vez es más popular y persuasiva, llegando a ser mencionada por medios prestigiosos, creyéndolo un simple accidente.
En cambio, la teoría fue públicamente descartada por el Departamento de Agricultura (USDA) y la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA), rechazando la hipótesis de que el coronavirus hujiera sido importado a China en alimentos congelados, una versión que quiere imponer el régimen de Xi Jinping y ha sido apoyada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).


