Patrick Oppman, corresponsal de la CNN en La Habana, explicó en un texto publicado recientemente cómo el pueblo cubano está optando cada vez más por arriesgarse a emigrar mediante las vías más peligrosas, a la par que la crisis económica en Cuba se profundiza. El periodista de la cadena estadounidense entrevistó a un familiar de uno de los cubanos naufragados hace pocos días en las cercanías de Bahamas.
De ellos, un grupo de sobrevivientes fue encontrado, aferrado a un trozo de bote para mantenerse a flote por más de 14 horas, a unas 3 millas al sur de Cayo Sal.
CNN en el artículo también recordó que otra improvisada embarcación con migrantes cubanos se volcó al agua en las jornadas anteriores a estos eventos, pero fueron rescatados, y algunos de ellos liberados pocas horas después, pues el accidente ocurrió a una muy reducida distancia hasta a la playa de la ciudad de Port Saint Lucie.
Pero esta no fue la suerte que corrieron la hija y los nietos de Beatriz Jiménez, quienes han protagonizado el más polémico caso (debatido con fuerza entre la población cubana) de la travesía, donde la madre y los dos niños fallecieron el 4 de marzo.
El espacio contó que el barco en cuestión iba abarrotado y venía desde la Florida a recoger a un grupo de migrantes que había quedado abandonado en Cayo Anguila debido a un desperfecto técnico.
El lanchero que los llevó hasta esa islita fue a reparar la nave estropeada y fue arrestado horas más tarde por las autoridades. Por suerte, logró avisar a los que esperaban por su retorno a Cayo Anguila.
CNN, sin embargo, dio una versión de los hechos diferente a la conocida hasta el momento, señalando que, «según el comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba», los traficantes obligaron a los migrantes a cambiar de nave para intentar confundir a la Guardia Costera norteamericana, pues la institución alegó que habían avisado de inmediato a la entidad estadounidense de la travesía.
Una nota del MININT fue emitida para dar a conocer que se había oficializado la interrupción definitiva de la búsqueda por posibles sobrevivientes.
Oppman destacó que los migrantes, quienes se encontraban desesperados por huir de su situación en la isla, fueron víctimas del contrabando, el cual “violó las leyes de Estados Unidos y Cuba y puso en riesgo la vida de los pasajeros”.
La cadena recalcó que el clima en el Estrecho de Florida puede ser muy «traicionero» en la primavera. El periodista describió el fenómeno como «cambios abruptos estacionales en el clima» que pueden «transformar el mar en una espuma» de un momento a otro.
Jiménez aseguró que su hija no se embarcó en la travesía por ser una mala madre para sus hijos, sino por querer darles un futuro mejor y más digno. Explicó que ella llevaba más de un año sin poder ver a su esposo en Florida por las trabas y restricciones que ha traído la pandemia de coronavirus a Cuba y al mundo. Beatriz declaró que Lisbethy, su hija, le había confesado tener miedo por separarse por demasiado tiempo (e incluso por un tiempo totalmente indefinido, incierto) de sus hijos si los dejaba en Cuba. Kenna Mariana tenía 6 años de edad y Luis Nesto, 4.
La mujer, envuelta en lágrimas, expresó que su hija era una muy buena madre y que sus hijos lo eran todo para ella. Lisbethy solía compartir una pequeña habitación llena de juguetes con sus hijos en la casa de su familia.
El comunicado de CNN abordó que la segunda embarcación aceleró hacia el norte, perdió el control y naufragó en referencia a los sucesos en las costas de Bahamas, y que aún no hay certeza sobre la cantidad de tripulantes.
Una barco de la Real Defensa de las Bahamas halló alrededor de 14 horas más tarde a 12 superviviente y un muerto, y Lisbethy y sus hijos no se encontraban entre ellos
De acuerdo con el testimonio de los sobrevivientes encontrados Beatriz Jiménez aclaró que, aún en Bahamas, los organizadores de la operación de tráfico ilegal no habían llevado chaleco salvavidas para los pasajeros.
El número de cubanos que se aventura en estas travesías desde que se agravó la crisis económica en la isla, aun sin la certeza de poder entrar a Estados Unidos, crece exponencialmente.
Brandon Murray, un portavoz de la Guardia Costera, reportó que los guardacostas han detectado 90 cubanos en alta mar desde el 1ro de octubre pasado, lo que supera los 49 migrantes cubanos del año fiscal anterior, pero que no cuenta aquellos que sí llegaron a la Florida y se encuentran escondidos de Inmigración, así como los que fueron aprehendidos en Bahamas.
La balsa que se fue a pique en las proximidades de Port Saint Lucie llevaba a bordo a dos mujeres embarazadas, quienes, como el resto de los tripulantes, quedaron varados en el mar por 16 días. También en febrero la Guardia Costera norteamericana rescató a los tres cubanos que estuvieron 33 días viviendo en la isla desierta de las Bahamas, alimentándose de cocos.
Las cifras del propio cuerpo de guardacostas revelaron que fueron interceptados 5.396 cubanos en el año fiscal de 2016, lo que disminuyó considerablemente en el próximo año fiscal, tras la eliminación del protocolo «Pies Secos, Pies Mojados».
Pese a que se iba reduciendo cada vez más, el tenso clima económico que vive hoy en día la isla está empujando a muchos cubanos a migrar de forma improvisada, incluso sin el estatus preferencial que antes ostentaban. El cierre de la industria turística, la pandemia del COVID-19, las medidas punitivas impuestas por Trump hacia la isla, entre otros factores, influyen en las decisiones de estos cientos de cubanos que arriesgan sus vidas persiguiendo un sueño.
