La cadena de corrupción en el sector estatal cubano está tan aceptada que hasta en el mismo Departamento de Recursos Humanos de cualquier entidad se podría hablar sin tapujos sobre la «lucha» del puesto de trabajo al que se aplica. En la propia calle se pueden averiguar sin demasiado disimulo cuáles son las instituciones y ocupaciones que generan mayores beneficios, ilícitos o no.
En pocas realidades como en la cubana está tan normalizado el hecho de que un profesional o universitario cobre menos que un recolector de basura, albañil o custodio. Es incluso más común que personas que hayan pasado más de 5 años estudiando una especialidad, se dediquen luego a conducir el auto privado de algún dirigente o cuidar almacenes de madrugada.
Lejos de solucionar los problemas y las complejas situaciones de corrupción e ilegalidad, las propuestas y medidas del Gobierno siempre han conducido a mayor acción informal, o como muchos llaman, «acción alegal», esa que es ilegal, pero que todo el mundo la hace y, por eso, nadie dice nada al respecto.
Ahora, con la implementación de la Tarea Ordenamiento y la consiguiente devaluación del Peso Cubano (CUP), moneda en que la mayoría de la población y todos los trabajadores estatales cobran, solo se divisarán nuevas alternativas de esquemas de corrupción y sobornos.
Yaikel, un joven graduado de ingeniería mecánica, asegura que el salario por sí solo ya no representa un incentivo, pues resulta tan ínfimo que lo importante es el beneficio extra que se puede obtener.
Este muchacho confesó sobornar a las autoridades pertinentes para no pasar el “servicio social”, ese período obligatorio luego de graduarse de la universidad en el que se le devuelve al Estado la inversión hecha para que ellos estudien, y por el que se debe permanecer a merced de una institución estatal ejerciendo de secretario por 2 o 3 años y por un salario denigrante.
Yaikel tuvo que pagar unos 300 dólares al jefe de personal de la entidad a donde fue asignado, pero ya puede hacer lo que quiera, que es ser contratado de forma temporal como guardia de seguridad (custodio) en el almacén de la propia institución.
Este joven de 24 años confiesa que no cree que mejorará la realidad económica cubana, por lo que su meta es ganar dinero en el presente, no dentro de diez o quince años, y que un título universitario no le parece importante para abrirse camino en la vida.
Otro joven, pero esta vez ingeniero egresado hace solo unos años, quien aplicó para trabajar, luego de haber ejercido como profesor en un preuniversitario, en la Zona de Desarrollo de Mariel donde fue aceptado en el acto gracias a su excelente calificación.
Comenta que estuvo trabajando un par de meses porque cada vez el trabajo era mayor y la paga era buena, pero no para soportar esa dinámica, por lo que solicitó la baja y fue a trabajar para unos almacenes como custodio, donde las horas son mejores y al mes se va con mil o mil quinientos dólares «solo por hacerse el de la vista gorda”. Asegura, además, que muchos de los que se graduaron a la par con él también están trabajando como custodios.
Pese a que el salario promedio mensual de un guardia de seguridad en Cuba no es muy alto, es uno de los más demandados empleos en el sector estatal, al punto de tener que pagar un soborno para asegurar una plaza.
