El “bici-agro” es el más nuevo invento nacional con creación en la provincia de Ciego de Ávila, noticia que fue aplaudida hasta por el Noticiero Nacional de Televisión.
Es, básicamente, un triciclo que va comercializando viandas por las calles de la ciudad cabecera, un invento «hipersofisticado» y ingenioso como lo es la otra reciente creación Palmiche, el “robot” creado en la CUJAE para repartir artículos en los centros de aislamiento de COVID-19 (que no era más que una caja metálica con ruedas que se movía a control remoto, sí, pero muy lento).
En un momento donde la tecnología ha llegado hasta a las hazañas más impensables, que los medios de prensa oficiales se preocupen y celebren tanto unos inventos tan mecánicos, ‘chapuceros’ e irrisorios habla muy mal de la prensa cubana.

Lo más interesante es que estos medios verdaderamente quieren pasar estas invenciones algo patéticas (aunque útiles) por evidencias de la “creatividad” del cubano, cuando el alma creativa de los isleños se ha demostrado en cientos de otros hechos, como en los malabares y en las artimañas que hay que llevar a cabo para subsistir en este país día a día. Si de algo sabe el cubano es de inventar de la nada.
Por supuesto, desde que el Noticiero Nacional estelar dura el doble de tiempo que antes de la pandemia y nada verdaderamente importante ocurre en el panorama nacional, la prensa oficialista ha sentido la necesidad de ser «creativos» y dar rienda suelta a su imaginación para llenar los reportajes y crear oportunidades para lanzar consignas vacías y discursos de manipulación al pueblo.
Por supuesto, esto no es más que un producto de la censura a la que está acostumbrada la prensa cubana, pues siempre se debe obviar todo lo malo que verdaderamente ocurre y, para disfrazarlo, se debe tratar de distraer la atención del pueblo.

Por ejemplo, cuando el país atravesaba por el éxodo del Mariel y por la crisis de la Embajada del Perú, los medios “prefirieron” centrar la noticia en Ubre Blanca.
En un caserío ubicado entre las lomas de Villa Clara existe un museo dedicado a adorar un mula disecada que, según cuentan, perteneció a Ernesto Guevara durante la guerrilla. Para preservarla, fue guardada en una urna con aire acondicionado, electrodoméstico inalcanzable para aquel pueblo rural. Se dice que los pobladores, especialmente los niños, acuden únicamente al establecimiento para pegar sus cuerpos al cristal y así refrescarse un poco en los días más calientes.
Como la urna fría, los reportajes de la prensa estatal aclamando el “bici-agro”, la carretilla “robotizada” de la CUJAE y otros “súper cacharros” solo funcionan como distracciones efímeras para un pueblo cada vez más convulso e indignado; y que, tanto como venerar una bestia muerta, es ridículo entusiasmarse por un juguetico como el “bici-agro”.


