Mark Green, María Elvira Salazar y August Pfluger, congresistas republicanos de los estados de Tennessee, Florida y Texas, respectivamente, solicitaron al nuevo presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, que no retomara la implementación de las “políticas de apaciguamiento fallidas” que comenzó Barack Obama.
Como alternativa, los representantes en el Congreso norteamericano presentaron la adopción de una actitud “que responsabilice al régimen por sus abusos a los derechos humanos y apoyo a los regímenes autoritarios en la región”.
En el mensaje, los también miembros del Subcomité de Relaciones Exteriores de la Cámara sobre el Hemisferio Occidental quisieron manifestar su «profunda preocupación por la amenaza que representa la dictadura comunista de Cuba para la seguridad nacional de los Estados Unidos y la estabilidad del hemisferio occidental».
Los tres congresistas insistieron en que en Cuba se continúan cometiendo sin ningún tipo de represalias cientos de casos de «represión y tortura contra disidentes políticos», los que no son procesados ni juzgados desde un protocolo legal legítimo, además de «las restricciones y la censura en Internet», las que impiden que los ciudadanos residentes en el país puedan acceder a medios de prensa alternativos al Gobierno cubano.
La misiva agrega que el sistema político cubano «tiene un historial de exportar su sistema opresivo y socavar las democracias de la región”, y llamó la atención sobre la situación que se vive en Venezuela, donde agentes cubanos se involucran en las transgresiones de “derechos humanos del régimen de Maduro”.
Los congresistas consideraron que el apoyo a la administración de Maduro influye en la inestabilidad en la región y beneficia el surgimiento de organizaciones criminales y terroristas que representan potenciales amenazas a Estados Unidos.
Por ende, solicitaron que Washington reforzara las medidas que consiguen restringir el flujo de dólares estadounidenses a las fuerzas militares caribeñas.
Marial Elvira, representante del 27 de la Florida, estado que ampara la comunidad de emigrados cubanos más grande del mundo, sostuvo que “no es momento de concesiones» a un sistema que continúa «oprimiendo al pueblo de Cuba», dado que, en cambio, «es hora de apoyar a los hombres y mujeres valientes que anhelan la libertad dentro de la Isla».
