La recién comenzada Administración Biden-Harris de Estados Unidos lanzó un comunicado este miércoles sobre su propósito de regresar al Consejo de Derechos Humanos de la ONU para el período 2022-2024, además de establecer su intención de continuar denunciando los abusos y violaciones de derechos humanos cometidos en naciones como Cuba, Venezuela, Nicaragua e Irán.
En el manifiesto televisado, Antony Blinken, secretario de Estado, quiso esclarecer ante el Consejo, en calidad de país observador, que el mandato de Joe Biden pretende restablecer relaciones con las organizaciones que el expresidente norteamericano, Donald Trump, rechazó durante su dirección.
Blinken, haciendo énfasis en que el Consejo de DDHH ejerce “un papel fundamental en la protección de libertades fundamentales”, declaró: «Me complace anunciar que Estados Unidos tratará de ser elegido para formar parte del Consejo de Derechos Humanos en el período 2022-24. Pedimos humildemente el apoyo de todos los Estados miembros de la ONU en nuestro intento de volver a ocupar un puesto en este órgano».
El alto funcionario estadounidense admitió que “las instituciones no son perfectas”, pero hizo hincapié en que es en calidad de miembro que la nación norteamericana puede lograr erradicar una serie de actitudes erróneas.
Blinken también hizo una clara insinuación a la muy polémica y contrariada inclusión de Cuba como componente del Consejo de Derechos Humanos en el año 2020, cuando cuestionó “las reglas de membresía” de la organización, pues aprueba que naciones “con antecedentes atroces de derechos humanos ocupen puestos que no merecen”. Dicho esto, manifestó la decisión y voluntad del gobierno de Biden de seguir delatando las infracciones de derechos humanos realizadas en países como Cuba.
El Secretario de Estado también apuntó que «»Estados Unidos no se considera perfecto”, pero que no puede existir “equivalencia moral” con naciones regidas por “regímenes autoritarios” que, entre otros asuntos, “violan y abusan de los Derechos Humanos con impunidad”.
Asimismo, Blinken opina que el foco con que trata a Israel, uno de sus aliados políticos, es “desproporcionado”. Fundado en 2006, el Consejo abarca en cada sesión el tema referente a los territorios palestinos, único con este tratamiento, pues tanto las administraciones demócratas como republicanas se posicionan en contra.
La nota de prensa que divulgó la Casa Blanca puntualiza que, en el caso de ser seleccionados para el Consejo de Derechos Humanos, serán promotores del respeto por los mismos, gozando de gran influencia por considerarse una voz líder dentro del Consejo.
El Consejo de Derechos Humanos, según el propio comunicado, constituye un importante foro multilateral dirigido a fomentar los esfuerzos internacionales de derechos humanos, desempeñando un papel fundamental en el respaldo de la rendición de cuentas por las violaciones y abusos de los estos.
La nación norteamericana abandonó su posición en el Consejo el pasado junio de 2018 y pretende a ser seleccionada una vez más como miembro en octubre del presente año, al celebrarse elecciones para el órgano, el cual que se compone por 47 partícipes elegidos en la Asamblea General de la ONU y distribuidos en función de las distintas regiones.
Bruno Rodríguez Parrilla, canciller cubano, expuso su versión de la situación cubana y el rol de Cuba en cuestión de derechos humanos, también mediante videoconferencia. La intervención tiene lugar en medio del repudio popular que ha generado el intento de desalojo y posterior vandalización de la casa de la activista cubana, Anyell Valdés.
En cambio, Rodríguez Parrilla aseguró que el país continúa «avanzando en la construcción de una nación independiente, soberana, socialista, democrática, próspera y sostenible, sobre la base de la probada capacidad de resistencia y la creatividad de nuestro pueblo, aun a pesar del cruel bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos, recrudecido a niveles extremos por el gobierno saliente del presidente Donald Trump», lo que ha provocado un sinfín de cuestionamientos por parte de cubanos que experimentan una realidad completamente tergiversada por el canciller de la isla.


