Los agentes de seguridad de los hoteles de Varadero tienen una misión muy importante en la época veraniega: acercarse a los cubanos despistados que se echan a descansar en las tumbonas y pedirles que se levanten, pues las literas playeras son “sólo para huéspedes”.
La penosa escena se repite una y otra vez en el tramo de playa que se encuentra detrás del Centro de Convenciones Plaza América, que se abarrota de bañistas por la variedad de ofertas de tiendas y venta de comidas y bebidas. El área de la playa donde se ubican las tumbonas es, según la Constitución de la República pública, pero una vez que es ocupado por una de las literas plásticas se vuelve, contradictoriamente, de uso exclusivo del hotel.
Todos los que no llevan la manilla del hotel Meliá Varadero tienen vedado descansar en estos cómodos asientos; prohibición que resultaría lógica en las instalaciones del hotel, pero que resulta poco menos que dudosa en la playa pública.
Pero más allá de estos “derechos” cercenados, lo que más irrita a los bañistas cubanos es que estas tumbonas se amontonan unas sobre otras sin uso alguno. Meliá “como el perro del hortelano” ni se sienta ni se deja sentar.
Una opción que pudiera implementar el hotel y que complacería a los bañistas a la vez que les ganaría ingresos extras sería el alquiler de tumbonas. La inclusión en la cartera de servicios del alquiler de tumbonas no sólo beneficiaría al hotel y a los bañistas, sino también a los empleados del hotel que aumentarían sus ingresos.
También ayudaría a corregir un engaño, pues los que compran las excursiones a Varadero desde La Habana con la promesa una tumbona incluida no se irritarían al descubrir que no es así, al mismo tiempo que se eliminaría en gran parte el alquiler ilegal de tumbonas al precio de 75 pesos por los mismos encargadas de cuidar que se cumpla la prohibición.
El pleno acceso a las tumbonas ayudaría también a la eliminación de casas de campaña y todo tipo de asientos improvisados que afean el entorno de la playa.
Facilitar el acceso a las tumbonas de los bañistas sería una medida con la que ganarían todos. Sin embargo, en Cuba las cosas nunca son tan fáciles como parecen.
