La fábrica de cemento René Arcay del municipio Mariel, en Artemisa, genera una altísima contaminación y los locales decidieron denunciarlo desde sus redes sociales para que el Gobierno resuelva la situación.
Carlos Durán Herrero, residente en Mojica, demandó que se comenzara a respetar los artículos 119 de la Ley de Medio Ambiente de Cuba y 75 del Capítulo II de la Constitución, pues allí se infringen desde hace años y nadie hace nada al respecto.
“Como cubano exijo que se cumpla el artículo 119 de la Ley de medio ambiente de Cuba y el artículo 75 de la sección: Deberes, derechos y garantías, capítulo II de la Constitución de la República de Cuba los cuales se violan hace años en mi localidad”, escribió Durán Herrero en su perfil de Facebook, adjuntando imágenes que demuestran la contaminación a la que están expuestos.
La contaminación que emite la fábrica densifica el aire que se respira en los poblados de Boca y de Mojica (principalmente), donde resulta un tortura verse obligados a inhalar más polvo y gases contaminantes que aire.
Todos los habitantes se han visto obligados a cubrir a menudo su cabeza cuando salen de sus hogares para filtrar el polvo. Muchos comparan la situación a estar en un desierto.
Los pobladores se vienen quejando desde hace años y aseguran que los dirigentes del municipio hacen de la vista gorda para seguir produciendo.
Los gases que genera la fábrica a menudo cubre las localidades de una neblina negra y con más frecuencia aún interrumpen el servicio eléctrico.
Todos coinciden con que no ha servido de nada quejarse con los funcionarios, pero que están todos desesperados porque la situación resulta inaguantable.
Los marielenses aseguran que la termoeléctrica aledaña también es un principal generador de la contaminación que los azota.
Carlos Durán también denunció desde sus redes sociales la situación de su municipio de residencia a principios del año pasado. Los responsables del Partido Comunista y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente tampoco respondieron esa vez.
El asbesto que llega a los pueblos, además del polvo, es una sustancia altamente cancerígena, así que inhalarlo pudiera resultar mortal.
Un gran porcentaje de personas que se emplean en el sector de producción de materiales de construcción desarrollan cáncer de pulmón alrededor de 15 años después de la primera exposición al asbesto. Entre mayor sea el contacto con la sustancia, mayor será el riesgo de contraer o generar consecuencias fatales.
