La severa escasez de alimentos en Cuba ha afectado hasta a los Mercados Agropecuarios No Estatales de La Habana, los que ya casi no tienen ni ofertas. Estos espacios, que arrendaban las tarimas a emprendedores que también abonaban impuestos al Gobierno, siempre se hallaban abastecidos de productos de buena calidad y a más altos precios.
Los Mercados Agropecuarios Estatales (MAE) tampoco tienen sumisitros, y se espera que la situación empeore, debido a que la capital cerró sus fronteras interprovinciales a causa del nuevo rebrote del virus de la COVID-19, y el principal abasto de alimentos venía del interior del país.
El desabastecimiento de viandas, hortalizas y frutas se desarrolló porque los precios topados por el Gobierno (como parte de la implementación de la Tarea Ordenamiento) dejaron sin márgen de ganancia a los vendedores de estos productos, por lo que muchos han dejado el negocio.
Las necesidades de la población han sido cubiertas solo parcialmente por los suministros de “encargo estatal” que llegan La Habana. Pese a que comenzó ahora la etapa de mayor cosecha del año, los productos se pierden cada día más.
Todo se agrava aún más cuando se toma en cuenta que ya los distintos sistemas de ventas minoristas no se pueden complementar, porque el reordenamiento monetario ha traído la eliminación del CUC como moneda circulante en el país y, por consiguiente, la desaparición de las tiendas en esta divisa. Todo esto concluye en que la alimentación de la población cubana se limita a las devastadas ofertas comerciales en CUP, a las carísimas y elitistas tiendas en MLC y a la cuota de cada cubano por la canasta básica normada.
Ya es casi imposible encontrar alimentos básicos (frijoles y arroz) liberados en establecimientos estatales o privados, por lo que hay que recurrir a tubérculos y al pan.
Este red de tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC) está bien lejos del alcance de la mayoría de la población y, entretanto, son muchos los cubanos que tienen que tirar de ahorros para adquirir leche, huevos, carne y artículos de aseo, todo en el caso de que se encuentren.
Las fotografías que graficaban este reporte fueron hechas el pasado 9 de enero, a las once de la mañana, en la concurrida tienda de 42, en el municipio Playa, cuyas colas eran interminables.
Actualmente, la campaña que impulsó el Gobierno para evitar la subida espontánea de los precios, emparejada con la inflación a causa de la escasez de oferta y el proceso de unificación monetaria, ha comenzado a provocar un evidente descontento entre los ciudadanos.


