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Talleres privados de reparación de móviles en Cuba se quedan sin piezas de repuesto ante la falta de «mulas» que los abastezcan

El dueño de un taller de reparación de dispositivos móviles en Mayabeque, Alan Hernández, declaró a medios alternativos que en su negocio ya no cuentan con pantallas, placas, táctiles o baterías para los reemplazos, pues todas las piezas de repuesto solían ser importadas por las «mulas», aquellas personas que se dedicaban a viajar y traer a Cuba todo tipo de mercancías, para luego venderlas a mayores precios.

Afirmó que hace meses que no pueden reparar casi ningún equipo y, a pesar de sobrellevar la situación con la reserva de piezas que habían acumulado, esa también está casi agotada.

Las «mulas» casi se extinguieron cuando el Gobierno cubano cerró las fronteras aéreas durante meses poco después de que la pandemia de coronavirus llegará a la isla en 2020, y cuando se pensaba que estaban volviendo a surgir con poca fuerza, las restricciones de los vuelos por esta tercera ola de contagios de la enfermedad, vuelven a obstaculizar casi completamente la labor de los importadores independientes.

Además, como consecuencia de la primera etapa de implementación de la Tarea Ordenamiento, el valor del dólar estadounidense en el mercado informal se ha disparado y ahora ronda los 50 CUP. Por lo tanto, se ha notado un gran incremento en el valor de los dispositivos celulares, de las piezas de repuesto y de los establecimiento de reparación.

La gran parte de los talleres de celulares se abastecen de las «mulas»

El emprendedor lamentó que su taller esté sobreviviendo solo con la instalación de software y con el desbloqueo de modelos, porque más del 80% de los ejemplares llegan con problemas de piezas y no les pueden dar solución.

Algunos negocios del tipo están optando por adquirir teléfonos rotos o muy viejos para intentar aprovechar algunas piezas que aún funcionan correctamente.

Antonio González, empleado de otro taller en Quivicán, alegó que eso no ha sido una solución, sino más bien un remiendo para sobrevivir ante la crisis económica y la profunda escasez general. Los móviles rotos que adquieren tienen (la mayoría) la pantalla rota o problemas en el táctil, pero pueden aprovechar, tal vez, las placas, las baterías y los micrófonos, por ejemplo.

González agregó que los ingresos de los talleres se justifican en gran parte por la venta de móviles y accesorios, pese a que la regulación no lo permita y a que, cada vez que reciben inspectores en el taller, tengan que esconder toda la mercancía; pero que nadie está viajando, por lo que no pueden vender.

El trabajador por cuenta propia expuso, además, que están ofertando los pocos dispositivos que quedan únicamente en MLC “debido a que el valor del mismo es muy volátil ahora mismo en Cuba”.

También lamentó que tengan que cobrar también los servicios de desbloqueo en esta moneda porque ellos deben pagar en dólares para hacerlos, y no lograrán subsistir si pierden dinero con la subida repentina de la MLC.

Adquirir tecnología siempre ha sido un dilema en Cuba. Las piezas de repuesto, accesorios y teléfonos celulares han incrementado significativamente su precio debido a la pandemia, el cierre y la reducción de viajes.

Resulta importante destacar que la gran mayoría de los dispositivos que se comercializan en el país entran como importaciones y se mueven directamente en el mercado informal.


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