La entrada a una tienda habanera que opera en Moneda Libre Convertible (MLC) le fue denegada a una persona en situación de discapacidad. El cubano con discapacidad fue detenido en la entrada, mientras que el amigo español que lo acompañaba sí pudo pasar.
Desde su muro de Facebook, Norberto Pérez Cobas denunció este acto discriminatorio el paso 27 de enero, cuando había ido a la tienda Agua y Jabón de la calle Obispo, en la Habana Vieja, con su amigo Juan Antonio. Este último cuenta con una severa discapacidad visual.
Desde el alegato en la red social, Cobas explicó que las tiendas de Cuba desde hace meses se encuentran custodiadas de arriba a abajo por efectivos militares para organizar, vigilar y controlar las extensas colas que se forman por el desabastecimiento que enfrenta la nación y la situación epidemiológica causada por el coronavirus.
Sin embargo, Cobas alegó que algunos de estos vigilantes han mostrado en su presencia graves desprecios hacia personas con discapacidad, pues los etiquetan de acaparadores, revendedores o cualquier otra categoría, siempre en un obvio tono despectivo.
El cubano narró que los organizadores de la cola, cuando él se acercó a solicitar un acceso preferencial por su condición, los compañeros le respondierom con que los discapacitados solo tienen derecho a entrar a establecimientos del tipo antes de las 12 del mediodía.
Ante tal negativa, Cobas sacó su teléfono celular y comenzó a filmar en su dirección. Logró que los compañeros entraran a la tienda huyendo de la cámara, para aparentar total normalidad y negar los maltratos. Luego de mucha insistencia, los vigilantes volvieron a abrir la puerta y reiteraron su sentencia, para después dar un portazo.
Sin embargo, los guardias de la tienda no permitieron el acceso a Cobas pero su amigo español Juan Antonio sí fue autorizado, por lo que el mismo Cobas admitió no comprender si Juan fue más convincente o el acento español influyó en la decisión, pero que, al final, no obtuvo el permiso para acceder a la entidad, pese a que su acompañante insistió en que siguiera detrás de él.
Seguidamente, cuestionó si, en realidad, vive en una sociedad que no desampara a nadie, o que el problema reside en que él es cubano, o si el español tiene más necesidad de comprar que él.
Algo parecido ocurrió hace una semana, al ser expulsada una joven del capitalino Centro Comercial Palco después de que el propio director de la instalación le explicara que el acceso a la tienda solo estaba autorizado para diplomáticos o extranjeros.
La mujer, más que indignada, se preguntó cuál será el punto de inflexión para que los cubanos se cansen de soportar «que los discriminen en su propia tierra».


