Un grupo de cubanos encaró a varios reporteros del Canal Habana en la Plaza de Marianao para que publicaran en la televisión los elevados precios de los productos que vende el Gobierno.
Las personas hacían una larga cola para comprar galletas y estaban visiblemente enojadas por los altos precios de los productos y por estar conscientes que muchos de los presentes en la cola eran revendedores.
Al notar la presencia del camarógrafo del citado canal televisivo, algunos de los presentes se le acercaron para decirle que debía escuchar a las personas que estaban en la cola y no a la administración del mercado.
Por eso «todo está bien en la televisión», dijeron algunas mujeres en la cola y los invitaron a entrar y filmar los precios.
«¿Dónde está, dónde está la que reporta?», preguntó una de las mujeres que estaban allí, indignadas por el precio del paquete de galletas (56 pesos).
«Yo tengo dos niñas pequeñas y si no las compro aquí las tengo que pagar a los revendedores a $10 dólares», dijo otra mujer.
En la nota publicada al respecto por Cubanet se recogen otros de los reclamos hechos a la reportera.
“En la Plaza sacaron hace como tres o cuatro días un vikingo (camión) de cebolla y no duró ni dos horas; todos los cuentapropistas se llenaron de cebolla, ¿cómo eso no lo dicen?”, se quejó la mujer.
“Yo vengo por lo mal hecho”, contestó el reportero.
Otra de las mujeres en la cola preguntó al camarógrafo dónde se encontraba la reportera encargada de las entrevistas, pues quería proporcionarle algunos de los detalles que habían acontecido allí en fechas recientes.
“¿Dónde está, dónde está la que reporta?”, preguntó la mujer y agregó: “En la Plaza sacaron hace como tres o cuatro días un vikingo (camión) de cebolla y no duró ni dos horas; todos los cuentapropistas se llenaron de cebolla, ¿cómo eso no lo dicen?”, se quejó la mujer.
Luego de varios cuestionamientos por parte de los presentes, el camarógrafo recogió sus equipos y se alejó del sitio, donde ya se habían reunido varias personas molestas por los elevados precios y por la acción de los revendedores.
Al cabo de unos minutos, los periodistas se marcharon escurridizamente del sitio, quizás para no verse en la obligación de referirse a los temas mencionados por el grupo de cubanos.


