Santiago de Cuba es uno de los grandes focos de coronavirus en la mayor de las Antillas y la situación en esta oriental provincia parece que se ha salido de control, pues los pacientes de COVID-19 enfrentan en las ultimas semanas atrasos con los resultados de sus pruebas PCR, escasez de medicamentos y hospitales casi colapsados por la cantidad de casos que no paran de crecer.
El alza es imparable, y durante los últimos 15 días se han reportado 690 contagiados, lo que deja una tasa de contagios de 79 por cada 100.000 habitantes en la provincia, cantidad que comienza a sobrecargar el sistema sanitario, algo que ya se ha visto en todos países que enfrentan la pandemia.
El doctor Luis Manet Lahera, director de Higiene y Epidemiología de Santiago de Cuba, fue «relevado» hace solo unas horas de su cargo, aunque aseguran que de forma «temporal», por el caos que existe en el laboratorio que procesa las pruebas PCR en esta provincia.
«Para revertir el desfavorable panorama se enviaron 1.701 muestras al Instituto de Medicina Tropical Pedro Kouri, de la capital cubana, y se corrigen las fallas de previsión y otras deficiencias que permitan reducir los ciclos de espera en el centro de investigación local», reconoció el funcionario, antes de dejar su cargo.
En Santiago de Cuba se procesan gran parte de los análisis PCR de la vecina Guantánamo, los cuales estaban siendo priorizados, razón por la cual se visualizó el notable crecimiento de la cifra de casos positivos en esa provincia.
Sin embargo, nadie salió a aclararlo públicamente, por lo que a muchos le llamó la atención la disminución notable de casos positivos en Santiago de Cuba de un día para otro, cuando llevaba una racha negativa preocupante, creando asó una falsa expectativa de que la situación epidemiológica se encontraba bajo control.
Hasta ayer viernes, existían 391 focos activos de coronavirus en la provincia, de ellos 306 en la ciudad cabecera.
Las propias autoridades sanitarias de Santiago de Cuba han reconocido que no disponen de personal calificado suficiente, además de que existen «serias dificultades con los reactivos, los medicamentos y la alimentación para los más de 3.000 pacientes ingresados en los 17 hospitales y centros de aislamiento».


