La escasez de divisas en las arcas del Estado cubano es una realidad, como da la sensación desde el 2019. Sin embargo, el 2020 ya nos rompió las espaldas, pues aumentan las tiendas de acceso restringido en Cuba de forma inversamente proporcional a la disminución de la moneda física con la que se logra dicho acceso en los bancos y, por tanto, en nuestros bolsillos.
Las Casas de Cambio (CADECA) estatales, postulándose como portadoras de una de las principales dificultades de solvencia y únicas entidades con autorización para el canje de dinero, no ofrecen dentro de sus servicios el cambio de moneda nacional por extranjera, pese a que cada vez más productos solo se pueden adquirir en tiendas en MLC y los salarios de los trabajadores cubanos son en CUP.
Por su parte, aquellos que tengan cuentas bancarias en dólares en los bancos cubanos solo serán capaces de extraer su dinero solicitando previamente la extracción y recibiendo cantidades a plazos, de acuerdo a la disponibilidad de divisas del banco, proceso que puede llegar a durar años considerando que un 25% de la población está activamente solicitando extracciones de divisas extranjeras.
La instauración de tiendas en MLC solo ha conseguido agravar las circunstancias que aquejaban la cotidianidad de los cubanos, de por sí bastante insufrible. El dinero con que se comercializa en estos establecimientos es virtual y respaldado en divisas, solo a través de tarjetas y resulta imposible extraerlo.
Y la Tarea Ordenamiento solo complicó el panorama. La tasa de cambio, la cual se mantuvo a 24 por 1, y la mayor variedad que ofertan las tiendas de productos dolarizados, han provocado que el peso cubano comience a caer sin saber qué tan profundo es el abismo.
Aquellas personas que decidan convertir sus ahorros de CUC a divisas extranjeras, que el Estado asegura no tener cómo canjearlo en efectivo, recibirán un «certificado de depósitos», como también los profesionales cubanos contratados en el extranjero a través del Gobierno cubano que opten por ello.
Quedan, entonces, las alternativas de las remesas y el mercado informal, por el cual (el último) los involucrados, tanto los que venden como los que compran, pueden ser acusados de tráfico ilegal de divisas, con la respectiva sanción o privación de libertad.
Las modificaciones que el Estado cubano ha instaurado conducen el asunto hacia las remesas, puesto que es un secreto a voces que esta alternativa es lo que más le conviene al Gobierno. Los envíos parecen la única vía legal, pero de algo hay que estar seguros: a la gente, los dólares no llegarán.
