El jefe de la Comisión Permanente para Implementación y Desarrollo de los Lineamientos, Marino Murillo Jorge, declaró convencido que la situación en Cuba no ha cambiado, sino que ha aparecido un nuevo formato de precios al que los cubanos necesitan adaptarse lo antes posible, para lo que solo necesitan “cambiar su mentalidad”.
Murillo afirmó en el medio televisivo oficialista Mesa Redonda que los precios en sí no aumentaron, sino que se sienten más caros porque se exponen en CUP en vez de en CUC.
Murillo defendió a cal y canto la nueva reforma económica general cubana, la «Tarea Ordenamiento», debido a la increíblemente compacta respuesta de indignación y repudio del pueblo cubano hacia las nuevas tarifas de bienes y servicios, por lo que manifestó que es la población la que se debe acostumbrar al nuevo sistema cambiario.
Sin embargo, admitió que, junto al carácter ergonómico que debe adoptar el ciudadano, también el sistema estatal cubano tendrá la facultad de flexibilizarse y habituarse al cambio.
El dirigente indicó que el nuevo sistema solo involucró un «movimiento» de un circuito cambiario a otro.
Murillo estableció la siguiente analogía: “Si a 24 le quitas uno, ya te quedan 23. Y si ese 23 se multiplica por 1 000, estás haciendo una devaluación de un 2 300%, que en Cuba es normal o casi normal porque tenías un circuito de 1×1 y 1×24 y lo que hiciste fue subir a todo el mundo al circuito de 1×24”.
Admitió también que, en oposición a las campañas propagandísticas gubernamentales sobre el socialismo, el Estado cubano no atiende ni complace todas las necesidades de sus ciudadanos.
El funcionario se excusó diciendo que solo se atiende a los más vulnerables. Las miles de denuncias de ancianos, enfermos, personas en situación de discapacidad y madres solteras que no pueden procurarse un sustento ni una vivienda digna, no se contemplan por no ser personas «vulnerables» entonces.
Como «los recursos son finitos», no se puede apoyar a todo el mundo, por lo que el Estado fomenta y facilita la búsqueda y adquisición de empleo a todas las personas capaces.
Pidió entonces la paciencia de la población cubana hasta que su salario se habitúe a la nueva realidad económica del país.
Por el momento, no ha cesado el empeño de la población por evidenciar en redes sociales su inconformidad con los nuevos precios, principalmente, del transporte público, la alimentación y la electricidad, y es que no hay una equivalencia entre el aumento de los precios y el de los salarios y las pensiones.
