El gobierno cubano asegura ahora más que nunca, con el inicio de la Tarea Ordenamiento, que el país siempre velará por los más necesitados, aunque siempre este socialismo se ha jactado por amparar y cuidar a todo aquel vulnerable. No obstante, el precio de los menús en los comedores del Servicio de Atención a la Familia (SAF) con los que se toparon de repente los asistenciados de Santiago de Cuba se elevaban a un promedio de 20 CUP, cuando hasta hace unos días valía 1.
Los ancianos, personas con discapacidades y demás asistenciados no esperaban un aumento superior a los 5 CUP cuando fue anunciado el incremento de los valores de los comedores públicos.
Estos precios son una barbaridad para Perucho, quien come en el centro de la pizzería de San Agustín desde hace 10 años.
La trabajadora social le comentó que debía pagar 26 pesos cuando le trajo la bandeja; Perucho la rechazó al momento. Este hombre está jubilado con 55 años de edad por su discapacidad.
Esa bandeja traía el menú común: arroz, chícharos, picadillo y pollo.
Perucho insiste en que no vale la pena, porque, encima, las raciones siempre vienen con faltante. No viene la cantidad de arroz que debería, a la posta de pollo se le notan los recortes, y todo viene aguado, sin especias, sin grasa y sin sabor.
La indignación corroe a Perucho
Los comedores sociales también están ofreciendo el servicio a domicilio a causa de la pandemia del coronavirus. Los mensajeros, como Alina, trabajadora de la cafetería de la Alameda, trabajan con recipientes propios y pagando con su dinero por adelantado para ahorrar tiempo.
A Alina no le molestaba pagar el peso por adelantado, y a veces ni quería recibir la retribución correcta, porque la caridad humana le podía. Las personas a las que asiste le dan mucha lástima; pero los nuevos precios cambian las circunstancias.
Ahora tiene que ir casa por casa recogiendo el dinero de aquellos que todavía desean recibir la comida para luego llevárselas.
El jefe de la Comisión de Implementación y Desarrollo de los Lineamientos, Marino Murillo Jorge, explicó que ahora un núcleo de una persona recibirá la prestación que recibía entonces más el 60% del salario mínimo (1.260 pesos, unos 53 dólares al cambio oficial).
Dijo entonces que la prestación sería de 800 pesos para cada uno del resto de los integrantes, hasta cinco personas.
Las tablillas del SAF ahora exponen los precios de 3,90 pesos por el arroz, 3,10 pesos por los chícharos, 3,35 pesos por cada croqueta, 4,20 el picadillo y 1,55 por la vianda hervida.
Si se compra dos veces al día y todos los días del mes, los más necesitados no pueden afrontar este gasto junto a los nuevos precios del gas y la electricidad, los alimentos normados (y no normados), los medicamentos, etc.
Los del SAF de la Avenida Martí explicaron que las nuevas tarifas oscilan entre 17 y 18 pesos diarios, sin embargo, se les anunció que no pasarían de los 13 pesos en una reunión previa.
Muchos concuerdan con que los que sí no tienen a nadie que los soporte o los apoye de alguna forma, no pueden de ninguna manera costearse esto.
Antes eran unos 80 comensales en ese centro, ahora hay unos 12 o 15 como máximo.
Unos comensales apuntaron que les prometieron, a principios de año, nuevos productos y mejor calidad: pescado, tres variedades de granos, pollo frito y fricasé; no se ha visto aún nada.
Los hermanos Montoya llevan cuatro días sin asistir al SAF; decidieron dejar de ir y comenzar a comer pan con fritura porque la chequera no les alcanza.
Muchos han protestado y piensan tomar acciones para que bajen los precios. Algunos proponen llevar la comida al Partido Comunista de Santiago para que se conozca su mala calidad.
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