Guillermo Mok Méndez, doctor cubano y cirujano pediátrico en el Hospital Pediátrico Universitario William Soler de La Habana, público desde sus redes sociales evidencias de la complicada faena que tienen que enfrentar para asegurar los alimentos para su familia.
El galeno compartió fotografías donde se veía en una larga espera para adquirir pollo, el que está quedando como único alimento en Cuba, justo cuando venía saliendo de una guardia médica de 24 horas en su centro.
El doctor Mok declaró que cogió ticket de puro milagro, dentro de lo que calificó como una «guerra campal» para alcanzar al preciado papelito, pero no pudo comprar el ave porque, a las 6 y media de la tarde, la dependienta estaba muy cansada como para continuar despachando, ni siquiera a los que quedaban con ticket.
Los oficiales de la cola le dijeron, encima, que tenía que estar agradecido porque le otorgaron un cupón para comprar al día siguiente.
El galeno se sintió profundamente frustrado e irritado por como la situación se desenvolvió, pero hacer una cola de horas para no conseguir nada ya debería ser considerado costumbre en Cuba.
El desabastecimiento crítico que vive el país (en especial) desde mediados del pasado año y los protocolos de prevención y control del virus de la COVID-19 (los que ralentizan las colas) dificultan cada vez más el adquirir cualquier ítem en el país.
Durante los primeros meses de la enfermedad en Cuba, los médicos que estuvieran activos o en medio de una guardia podían legalmente, gracias a ordenanzas municipales o provinciales, entrar de primeros a la tienda sin necesidad de hacer cola, pero esto duró poco porque muchos profesionales de la salud que no estaban trabajando por convivir con personas vulnerables o ser ellos vulnerables en sí, también se acogían a este privilegio y se colaban.
Mok pudo comprar, al fin, el pollo al día siguiente, luego de estar desde las 7:45 de la mañana en la cola y esperar más de hora y media.
En la tienda ya habían dos colas a esa hora de la mañana: una para los que tenían tickets desde el día anterior y otra para los que llegaron y todavía no tenían número.
La Tarea Ordenamiento, encima, ha sido un punto de inflexión para la planificación económica de las familias cubanas.
A pesar del aumento de los salarios y pensiones, la falta de correspondencia con el incremento de los valores de los productos y servicios no ha hecho más que empeorar el nivel de vida de los cubanos.
Ahora la población paga más dinero por los mismos productos que antes y de igual calidad.
Según la Gaceta Oficial, un médico recién graduado cobra ahora (con el reordenamiento monetario) 4.610 pesos mensuales, unos 192 dólares al cambio oficial de 1×24.
Gana 5060 pesos (211 dólares) un médico que haya terminado la residencia, y 500 pesos más el especialista (232 dólares).
Los médicos con doble especialidad y especialistas de segundo grado son los que más cobran en el sector sanitario: 5810 pesos al mes (242 dólares).
Los médicos que no reciban dólares a través de remesas desde el exterior, tienen que comprarlas en el mercado informal, donde un dólar se cotiza actualmente sobre los 40 CUP.
Los policías y los trabajadores de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA) cobran más que los médicos con el ordenamiento monetario, pese a que los profesionales de la salud constituyen una de las mayores exportaciones de Cuba al rentar sus servicios a los sistemas de salud de otros países.
Mok fue para la cola del pan luego de terminar de adquirir pollo, que en muchas localidades continúan siendo descomunalmente largas, a pesar de que, con la subida de 20 veces su valor anterior, ya muchos cubanos no lo compran.
El galeno compró su pan sin mucha dificultad, pero el problema radicaba en la calidad de pan: igual de malo que antes, pero abonando 1 peso en vez de 5 centavos por unidad.
Sus publicaciones generaron muchas reacciones e interacciones. Muchos otros galenos se identificaron con su situación.
Un usuario comentó que lamentaba el dedicar tanto tiempo sin dormir y sin cuidar de sus vidas para salvar a otras personas incondicionalmente, y que así se les pague (o más bien, no se les pague).
Exclamó también que al gobierno y a la población muchas veces se les olvida que los médicos también son seres humanos, con vidas, con familias y con problemas.
Otros se enfocaron en que el salario de un médico no da para comprar mucho pollo, porque, encima, es caro y ‘el que te toque’.
