Luego de la meseta de inactividad turística sufrida en Cuba por meses gracias al virus de la COVID-19, los pocos foráneos que llegan están volviendo a recibir muchas más permisiones que los propios cubanos, como dicta la política nacional (no oficial) desde la década del 90. Lo mal hecho siempre es castigado si lo hace el cubano, mientras que el extranjero, no tiene objeción.
Muchos usuarios en redes sociales han denunciado la infracción de las medidas básicas de prevención de la enfermedad (en el uso de la mascarilla) por parte de los turistas, cuando la policía no los multa ni les llama la atención.
En cambio, al cubano que se le ocurra pasearse sin nasobuco (porque no se dio cuenta y lo dejó en la casa), no se libra de la encarecida penalización.
La inmunidad de la que gozan los turistas en Cuba es altamente criticada por la población, la que puede ir a prisión por culpa del nasobuco.
El repunte de los contagios de la pandemia en las últimas semanas ha llevado al Gobierno cubano a implantar severas medidas protocolares sanitarias, desde el uso obligatorio de la mascarilla, pruebas PCR y la suspensión y restricción de vuelos internacionales, hasta las órdenes que se emitieron hace pocas horas en la capital cubana.
Asimismo, fotografías en Facebook evidencian la irresponsabilidad de muchos turistas por no portar nasobuco, aunque la obligación de imponer control es de las autoridades, quienes no castigan su comportamiento, o más bien, les otorgan esa libertad desde su arribo al país.
Yoel Bravo López publicó cómo se paseaban tranquilamente por el territorio nacional sin el requerido tapabocas.
El barbijo en muchas naciones sigue sin ser obligatorio para toda la población; no es el caso de Cuba.
Bravo explicó que le indigna esa actitud cuando Santa Clara está a menos de 3 días de que decreten cuarentena nuevamente.

En pleno parque Leoncio Vidal (el núcleo de Santa Clara), ni siquiera en lares más recónditos, se divisa cómo se estacionan despreocupados sin los requerimientos sanitarios: ni el barbijo ni el distanciamiento social.
Estos consentimientos se dan mientras el país vive la más severa ola de contagios desde el inicio de la pandemia en el territorio, en gran medida gracias a la llegada de viajeros internacionales con la reapertura de los aeropuertos.




