Los casos de coronavirus en Cuba siguen subiendo sin control, viviendo la isla el peor momento desde el inicio de la pandemia, con más de 1000 casos positivos detectados durante los últimos tres días.
Y el presidente Miguel Díaz-Canel apareció ayer frente a las cámaras de la televisión estatal para echar la culpa de tal descalabro a los pasajeros que viajaron a Cuba para visitar a sus familiares por fin de año y las fiestas que muchos de estos organizaron.
«Los pacientes que están apareciendo ahora, con tres jornadas donde se superan los 300 nuevos casos, son a su vez resultado de la violación de las medidas higiénico-sanitarias y el no respeto del distanciamiento físico y el aislamiento social durante las fiestas de fin de año en los que participaron viajeros internacionales o contactos de estos», aseguró el mandatario.
Según datos oficiales, y tras analizar los vínculos entre viajeros llegados al país, los contactos de primer orden con estos, los de segundo orden, los de tercero, hasta cerrar la cadena, las autoridades han podido comprobar que entre el 70 y 80 por ciento de las personas positivas a los PCR están vinculados a casos importados.
Esto motivó las recientes decisiones del Gobierno de limitar la cantidad de vuelos desde Estados Unidos, México, Panamá, República Dominicana, Bahamas y Haití, revelando que de estas naciones provienen la mayor cantidad de pasajeros infectados con la COVID-19 que llegan a la isla.
Aunque los resultados de esta medida no son visibles, pues los casos siguen en alza, el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, afirmó que la reducción de viajeros internacionales desde el 1ro de enero «ya está dando resultados», pues han comprobado que existe una «acentuada caída en el número de pasajeros que están dando positivos a los PCR».
La tasa de infección diaria per cápita de Cuba sigue siendo muy baja para los estándares regionales, pero se ha duplicado durante el último mes, principalmente debido a que cubanos que viven en el extranjero visitan a familiares y rompen la etapa de cuarentena, según el Gobierno.
Los visitantes son examinados en el aeropuerto y luego nuevamente en cinco días, a menos que se hospeden en un hotel bajo supervisión de un equipo médico. Pero, a partir del 10 de enero necesitan una prueba PCR dentro de 72 horas previas a su llegada con un resultado negativo.
Desde la reapertura de los vuelos comerciales, las autoridades han insistido en que no se pueden hacer fiestas de bienvenida, ni tampoco se puede hacer ni recibir visitas hasta tanto no se confirme que el segundo PCR también fue negativo.
Entre las medidas restrictivas tomadas por el Gobierno durante las ultimas semanas están la de que no puedan ir al trabajo o la escuela los integrantes de las familias donde se reciban viajeros provenientes del exterior. Además, se ha advertido que en las casas que violen estas orientaciones, se les realizará una denuncia formal y se aplicará la multa correspondiente por propagación de epidemia e incumplimiento de las medidas.
Sin embargo, de una u otra forma, la falta de control es evidente, y los viajeros, sobre todos los cubanos, siguen saltándose las reglas, realizando fiestas, encuentros familiares y recorriendo barrios y ciudades solo horas después de su arribo al país.
