Un 2021 que no llega con buenas expectativas, ¡qué poco prominente parece que será! No basta con las colas, la escasez y los innumerables trámites; a este desesperanzador de fin de año se le suma la espera del día cero de la Tarea Ordenamiento y, como siempre, son muchos los que se adelantan a los acontecimientos.
Los precios ya adquieren valores exagerados en el mercado informal, al que la mayoría de las personas recurren ante las muy desabastecidas tiendas. La inflación, ya disparada, ofrece la posibilidad, al menos, de comprar los productos que resultan necesarios.
Un cubano que viaja regularmente a la isla como «mula», Jesús Arronte comentó la noción popular de la subida de los precios, sin una certeza sobre la descripción oficial del proceso.
Una mano de plátanos ya cuesta 30 CUP, como mencionó; una piedra de fosforera, 7 pesos. En su negocio, se ve obligado a vender, por ejemplo, un pantalón jean a 40 CUC, dado que le costó 10 dólares en México y el dólar en Cuba se está vendiendo a 1,60 CUC, y subiendo a cada minuto. Algunas personas que llegan del extranjero venden los dólares y, a su vez, hay quienes los revenden, por lo que el precio en el mercado negro continúa en ascenso.
El propio Arronte se mostró sorprendido con la magnitud que están alcanzando la situación, señalando que vendió un conjunto de fosforeras a un intermediario por un precio de 80 CUP por cada una, que luego son vendidas a la población a 125 pesos.
Ropa, zapatos, accesorios; la industria textil y de moda también se ve afectada o, más bien, los afectados son los consumidores. Chancletas a 20 CUC, cuando en el país donde fueron adquiridas costaron 5 dólares; ajustadores de a dólar que aquí se exhiben en 200 CUP; Arronte lo dijo como la barbaridad más grande, pero sin quejarse del buen recibimiento que tiene su mercancía porque, como mismo lo puso, vuela.
Las «mulas» son, prácticamente, la alternativa de preferencia para el suministro regular de artículos para el sector privado, y en estas circunstancias que el cubano mira hacia adelante y tiembla pensando en si comer en el mes, pagar la electricidad o reemplazar los zapatos con los que caminó durante todo el nefasto 2020.


