Marino Murillo Jorge, Jefe de la Comisión de Implementación y Desarrollo de los Lineamientos y alto cargo del Partido Comunista de Cuba (PCC), fue claro en la comparecencia de ayer martes en la Mesa Redonda cuando fundamentó la decisión gubernamental de no vender tierras a la población. Según sus palabras, los análisis realizados para estudiar esta posibilidad indicaban que existía una probabilidad de que las tierras se concentraran bajo la propiedad de una sola persona, por lo que el latifundio estatal se volvería privado.
Este razonamiento cabal explica que, poco a poco, aquellos con mayores ingresos monopolizarían un grandísimo porcentaje de tierras productivas.
Un diminuto 20% de la tierra cultivable en Cuba (6,3 millones de hectáreas) es de campesinos individuales, pues el otro 80% pertenece al Gobierno (y el 70% de ese es administrado por formas no estatales, pero responden estrictamente al Estado).
Hablando sobre el impacto de la Tarea Ordenamiento sobre la agricultura, Murillo se refirió a algunas interrogantes planteadas por la población, como detalles sobre los precios de acopio y los precios de venta de los productores para el Estado y para la población, aunque se aclaró que aún quedan cuestiones por analizar y definir con respecto a las finanzas del sector.
Ejemplificó la situación con los precios del arroz, pues el de tipo cáscara húmedo tiene un precio actual de 3.478 pesos por tonelada y va a subir a 5.439, y el consumo será de 10.878 por tonelada, cuando hasta ahora costaba 6.956 pesos.
Murillo declaró que es bien conocido por todos que los precios no subirán al mismo ritmo que el crecimiento de los costos, pero se pide comprensión y paciencia, pues solo se trata del primer año de implementación de la reforma de reordenamiento monetario.
Gustavo Rodríguez Rollero, ministro de la Agricultura, señaló que se están analizando todas las interrogantes, opiniones y sugerencias de los representantes del sector.
Temas también tratados fueron los referentes a los precios de los productos, los servicios a los campesinos y los precios de los portadores energéticos.
Si la situación ya era precaria para la agricultura cubana desde tiempos anteriores (en un país fundamentalmente agrícola, además), el reordenamiento monetario no hará ningún favor. Los campesinos y productores agropecuarios se ven obstaculizados por los topes de precios, las inexistentes libertades de comercialización, la crisis económica y el desabastecimiento de bienes y la ineficiencia ajena a ellos que provoca que sus cosechas muchas veces se pudran.
