Luego de varias semanas de quejas y muestras de inconformidad en las redes sociales por parte de los cubanos con respecto a las tarifas eléctricas a aplicarse a partir del 1ero de enero, las autoridades cubanas anunciaron ayer que bajarían los precios de las mismas.
Marino Murillo Jorge, jefe de la Comisión de Implementación de los Lineamientos y miembro del Buró Político del Partido Comunista, expresó durante el espacio televisivo Mesa Redonda que la medida obedece a haber escuchado el criterio del pueblo.
En un primer momento, el propio Murillo había desestimado las críticas y había achacado los reclamos a un problema “cultural”.
“Muchas personas dicen ‘ahora con mi nuevo salario yo no voy a poder pagar la nueva tarifa’. A mí me parece que hay un problema cultural que tendrá que cambiar, y es que esa tarifa se paga con los ingresos familiares, no es exactamente con el ingreso de una persona, hay que reenfocar la manera en que la familia va a asumir los nuevos gastos”, expresó en ese momento el funcionario.
En tal sentido, se habló de una separación de las tarifas para la actividad productiva y de servicios de las formas de gestión no estatal de la tarifa residencial, por lo que algunos analistas ya temen que el peso mayor recaiga sobre los trabajadores por cuenta propia.
“Todas las formas de gestión no estatal que pueden pagar por la tarifa no residencial, en la práctica es como si tuvieran acceso a la electricidad en un mercado mayorista”, dijo Murillo.
El ministro de Energía y Minas, Liván Arronte Cruz, dijo que el 48% de los combustibles usados en la generación de electricidad son importados y que “hay que traerlo de lugares que no están cercanos al país”, sin especificar si proceden de Venezuela, Rusia o Arabia Saudí.
Junto al costo por el uso de la electricidad se modificó el costo minorista del gas licuado, que de una propuesta inicial de 213 pesos el balón de 10 kilogramos, se cobrarán 180 pesos.
