Funcionarios del Gobierno cubano se han expresado recientemente sobre los riesgos que conllevan a que negocios privados en el país suban los precios de sus productos y servicios, calificándolos de «parásitos».
Mabel Díaz Pérez, propietaria de un restaurante privado en Centro Habana, comentó que el Gobierno no ha dejado mucho margen a los cuentapropistas para ofrecer variedad en cuanto a ofertas especiales para los festejos.
Agregó que los dueños de negocios privados de la isla se han visto obligados a acudir a tiendas dolarizadas para abastecerse y poder ofertar a la altura de sus respectivos servicios, debido a la escasez crónica de alimentos y artículos que se ha agravado con la irrupción de la pandemia en el país. Díaz Pérez hizo el cálculo y reveló que el 70% de los negocios del sector privado, o más, «depende de las importaciones, no de la producción nacional».
El año 2020, según las opiniones de una gran parte de los cuentapropistas cubanos en redes sociales, fue «fatal» y son demasiadas las posibilidades de que el proceso de unificación monetaria, previsto para implementarse en un panorama económico y financiero altamente inestable, relegue la posición del sector en la economía nacional.
La contabilidad de una de las pizzerías más populares de El Vedado es llevada por Belinda González Bravo, quien se atrevió a opinar que los trabajadores por cuenta propia se verán obligados a continuar comprando en el «círculo de lo informal», a lo que agregó que la «parcial dolarización» que anunció el presidente Miguel Díaz-Canel inside en gran medida en el sector privado, restringiendo aún más las vías de adquisión de productos necesarios.
También justificó, desde su experiencia, el incremento de los precios que el Estado y el público achacan a la regla de oferta-demanda o a la especulación, pues explicó que las.cuentas no cuadran al no poder recurrir a la sustitución de importaciones para mantener las operaciones a flote.
Acerca de la puesta en marcha de la Tarea Ordenamiento, el jefe de la Comisión de Implementación de los Lineamientos, Marino Murillo Jorge alertó que el Gobierno revisará de cerca para evitar precios «especulativos» o «abusivos».
Daniel Arturo Yáñez, administrador de un restaurante particular, mencionó que, al conocer el anuncio, los cuentapropistas enseguida comenzaron a repensar los planes de ofertas variadas para las festividades, y que siempre serán estos los que carguen con las culpas de los incrementos de los precios pues las ofertas de sus negocios, ya difíciles de mantener con los productos de las tiendas en MLC, sin un mercado mayorista y con las restricciones a las importaciones, se ven cada vez más afectadas.
Mientras, la empresa CIMEX oferta una cena con motivo de celebrar el fin de año en la habanera Plaza de la Catedral, con precios entre 240 y 370 dólares estadounidenses.
Xiomara Aguirre Tejeira, gestora de un restaurante particular en Miramar, comentó que esas facilidades están dirigidas solo para el sector estatal, pues a los cuentapropistas nunca les brindarían ese tipo de autonomía; estos últimos tienen que vivir necesariamente en una constante incertidumbre por regulaciones gubernamentales impuestas para rehabilitar y revitalizar un sector decadente como es el estatal, a expensas de ciudadanos que solo desean sobrevivir, los que ahora tendrán que replantearse las características de su negocio nueva y completamente.
Meisi Bolaños Weiss, Ministra de Finanzas y Precios, calificó como «parásitos» a aquellos que suban sus precios desmesuradamente con la excusa del reordenamiento monetario, por lo que habrá especial control sobre los precios de los productos y servicios del sector privado.
Aguirre Tejeira se sintió, como muchos otros propietarios de negocios y trabajadores del sector privado, ofendida con las insinuaciones de «parásitos», lo que, opina, es el equivalente económico de «gusanos» para quienes difieren del programa político actual. Un mejor servicio a la población, como agregó, solo pudiera ser alcanzado con un consecuente reajuste de precios, que nadie está dispuesto a realizar por miedo a una buena reprimenda.
