Las cajas de cigarros y las cervezas se elevan de precio por los cielos en Cuba antes de la unificación monetaria

La inflación se adelantó al mes de enero en Cuba. El temido inicio de la «Tarea Ordenamiento» tiene a los particulares en vela porque son de los pocos subsectores poblacionales que se verán severamente afectados por esta reforma, la que viene avisando sobre precios topados y suministros que escasean pero siguen aumentando en valor, por lo que muchos ya han incrementado sus precios a poco menos del doble.

Ya se sabía que el proceso de inflación iba sobrepasar nuestras expectativas, lo que nunca se previó que las sobrepasaría tan rápido, incluso antes del inicio de la unificación monetaria. Los cigarros y las cervezas son ejemplos de esto, pues ya en la calle (y en el campo) se cotiza la caja más barata de cigarrillos a 30 o 35 CUP, y las cervezas, sea de la marca que sea, a 60 (casi el doble de lo estipulado hace unos meses por las entidades cubanas).

Y ese es el caso de esos productos que son de gran demanda, pero es que ya ocurre lo mismo con cualquier servicio privado.

Yoel Almeida, trabajador del sector hotelero de Matanzas (como muchísimos vecinos suyos de Cárdenas), se indignó grandemente por verse obligado a abonar 40 CUP porque le cortaran el pelo, y luego 50 CUP por una libra de carne, cuando todavía ni han subido los salarios.

Para burlar los precios máximos establecidos para el sector privado, algunos dueños de establecimientos han optado por buscar pequeñas trampas, trucos que, desde el punto de vista legal, son perfectamente válidos. Si se desea cobrar 50 CUP por una cerveza (por ejemplo) pero el precio máximo que permite el Estado es de 35 CUP, se crea un combo de una cerveza a la que se le adhiere un trocito de algún alimento para picar (como queso, jamón o aceitunas) y se cobra por esa «tapa» el valor extra que desean pedir por la cerveza, por lo que la cerveza vale lo adecuado (35 CUP), mientras que dos lascas de jamón valen 20 CUP.

A estos exagerados valores se les llama precios COVID”, pues fue cuando comenzó el aislamiento por la COVID-19 en Cuba que los costes comenzaron a subir desmesuradamente, a causa del desabastecimiento que la crisis sanitaria provocó, pero esos valores han subido aún más durante estos últimos dos meses.