Los cubanos están nerviosos. El inminente inicio de la «Tarea Ordenamiento» está provocando que todo el que pueda, compre todo lo que esté al alcance de su mano y de su cartera, pues muchos temen que el dinero rinda menos con la subida de precios. Pese a que los salarios y pensiones también se verán incrementados con el reordenamiento monetario, los números indican que el aumento de costos superará al de salarios y dichas fracciones resultan alarmantes para la población, porque de qué sirve aumentar 3 veces el valor actual de los jornales si los precios se multiplicarán por 20.
Roylán, un conductor de bicitaxis de Holguín, alegó que los cubanos, a pesar de la escasez, están logrando almacenar todo los productos necesarios en cantidades exorbitantes para enfrentar el choque con las nuevas medidas. Ante su vista transitan miles de ciudadanos ansiosos, buscando y comprando como locos, con bolsas, cajas y carretillas llenas.
En su gremio ya hay ansias por aumentar el precio del servicio porque se ven en una situación donde muchos ya lo hacen, aunque aún están inhibidos por la influencia de cientos de inspectores.
Los trabajadores privados de Cuba deberán enfrentar el incremento de precios con los recursos que ya poseían, por lo que se ven en una clara desventaja. El Gobierno, sin embargo, abonará próximamente adelantos salariales para trabajadores estatales y jubilados. El sector particular teme que, con sus precios topados de hasta 3 veces el valor actual, no podrán hacer frente a que sus suministros se multipliquen en 5, 10 y hasta 20 veces.
Cecilia, ama de casa, se encuentra en estos días invirtiendo un pequeño capital llegado del extranjero en adquirir antibióticos y analgésicos en el mercado informal, pues las farmacias estatales no podrían estar más desabastecidas. Declaró que antes los consideraban caros e inasequibles, pero, en comparación con los precios de enero, vale la pena comprar ahora más que esperar a que suba el precio 3 o 4 veces más en el mercado negro.
Rolando, jubilado de la construcción, tiene urgencia de retener alimentos. Ha conseguido ya 60 libras de frijoles a 35 CUP y unas libras de carne de puerco a 50 CUP cada una, por lo que se siente asegurado hasta acostumbrarse a los nuevos costos.
El reordenamiento monetario no cesa en su empeño de enloquecer al cubano, quien ya estaba acostumbrado a una precariedad e incertidumbre constante, pero que ahora se ve como un individuo escéptico de la palabra del Estado y nervioso por la situación económica cada vez más crítica.
El pueblo intenta ahora acumular todos los recursos disponibles en su afán de aliviar el golpe inicial inevitable de la inflación devenida de la reforma económica general.


