A sus 83 años de edad, el otrora presidente por una veintena de añadas de la Asamblea Nacional del Poder Popular (1993-2013), Ricardo Alarcón de Quesada, retornó al ojo público con una apariencia notablemente deteriorada. Esta figura notoria, una de las principales de la política y la diplomacia cubana, fue miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba desde 1980 hasta 2013, Ministro de Relaciones Exteriores (1992-1993), Presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (1990-1991), Vicepresidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas y Presidente del Consejo de Administración del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El político y diplomático cubano otorgó la calificación de «antiamericano» a Donald Trump en una entrevista, pues, a su criterio, en sus 4 años de mandato logró que Estados Unidos se denigrara y se deprimiera como potencia mundial.
Ricardo Alarcón aseguró que dicho gobernante pronto será objeto de disímiles procesos judiciales por destruir, no solo la reputación y el estigma de su nación en el mundo, sino también todo tipo de cultura de bienestar político, económico y social que antes esta pregonaba.
Alarcón, doctor en Filosofía por la Universidad de La Habana, se mostró entusiasta por el cierre de la legislatura trumpista para dar inicio a un gobierno, que no lejos de seguir siendo capitalista (o en sus palabras, «imperialista»), sin duda será mucho más cuerdo, responsable y cabal; un gabinete armado por personas mucho más capaces, todo lo contrario de, según el diplomático, «la jauría de personas de las que se rodeó Trump». Alarcón aseguró que Estados Unidos volverá a ser una nación cívica y sosegada bajo la guía de Joe Biden.
Hizo un paréntesis en la entrevista para recordar a los muchos amigos residentes en Estados Unidos que mantiene desde su época de Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba. Concluyó afirmando que las relaciones futuras en ambas naciones prometen un buen trato, pues Trump ya no será el demente a cargo del país.
La casa de Alarcón en La Habana fue sede de esta tertulia con periodistas de Radio Miami.


