El Gobierno cubano anunció que desde hoy en La Habana comenzará la venta de alimentos a la población por fin de año, aunque para controlar que puedan llegar a la mayor decidieron establecer que realice su expendio en puntos designados y bajo el control de la libreta de abastecimiento y presentación del carnet de identidad, para así evitar a los llamados «acaparadores».
Según explicó la prensa estatal, entre las ofertas se encuentran cortes de carne de cerdo, ahumados, embutidos, pescados, refrescos, cervezas, confituras, pizzas familiares, entre otros.
Para ello el Gobierno de la capital ha creado una red de 80 unidades, 40 de ellas para la venta de cárnicos y el resto para pescado. Los productos se comercializarán entre el 20 y el 31 de diciembre, en los horarios de 9:00 a.m. a 6:00 p.m. En el caso del cerdo, la venta será por piezas (lomo, paleta, pierna y costilla), mientras que en el caso del pescado se venderá por unidad y libras, en dependencia de la especie y el tamaño, para evitar picarlo.
Varios restaurantes estatales ofrecerán cenas cocinadas para llevar, con ofertas de arroz frito, pollos enteros asados, paellas, cerdos mamones, pavos asados, carneros y conejos enteros asados.
También venderán cerveza, envasada y dispensada, en los restaurantes y mercados de la cadena Ideal, aunque las autoridades reconocieron que la oferta del producto dista mucho de la demanda de la población. En el caso de las confituras dijeron que se reservó su venta a los parques infantiles.
En el caso de las viandas y vegetales, el Ministerio de Agricultura firmó acuerdo con productores de otras provincias para «intensificar la entrada a la provincia de productos agropecuarios» y se han determinado para su comercialización 21 mercados agropecuarios estatales, y haya estabilidad de los diferentes productos en esos días.
En cuanto a los cubanos residentes en otras provincias parece que tendrán menos suerte: muchos santiagueros, por ejemplo, se apresuraban el mes pasado a comprar el cerdo para la tradicional cena del último día del año, porque temían que la incontrolable escalada de precios elevara el costo de esa carne a niveles inasequibles.
