Inmersa en su crisis más grave en los últimos 30 años, Cuba emprende la recta final hacia la unificación de sus dos monedas y múltiples tasas de cambio el 1 de enero, una medida que los expertos y la población reconocen imprescindible, pero sobre la que planea el fantasma de la inflación.
En esa fecha desaparecerá el peso cubano convertible CUC -moneda artificial paritaria con el dólar en circulación desde 1994- y quedará como única denominación legal el peso cubano CUP, con una tasa cambiaria única de 24 CUP por dólar.
Hasta ahora el CUC se cambiaba a 25 CUP para la población y el creciente sector privado, pero equivalía a 1 CUP en el poderoso sector estatal, que será el que más acuse esta fuerte devaluación.
Debido a la escasez de alimentos y productos básicos y la ausencia de divisas en efectivo en la isla, los economistas advierten de que, en la práctica, los precios y la tasa de cambio frente al dólar podrían elevarse aún más en el mercado informal, donde el billete estadounidense ya se cotiza a 50 CUP.
Además, la mayor parte de los productos básicos y cada vez más servicios se comercializan hoy en tiendas en divisas -de pago exclusivo con tarjeta- dentro de la estrategia del Gobierno para recaudar moneda fuerte en medio de la crisis. Por ello los expertos coinciden en que la desaparición del CUC no pondrá fin a la dualidad monetaria, que ahora pasarán a protagonizar el CUP y el dólar.
«No será una unificación monetaria total porque con la apertura de las tiendas en moneda libremente convertible se mantiene la dolarización parcial de la economía (…) y el peso cubano aún no recupera su soberanía plena como moneda nacional porque no cumple con las funciones del dinero en todo el territorio nacional», opinó en un artículo el economista cubano Mauricio de Miranda.
Tras meses de conjeturas, el «día cero» y la tasa de cambio fueron desvelados la noche del pasado jueves por el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, acompañado por el exgobernante y líder del Partido Comunista, Raúl Castro, y se convirtieron este viernes en el principal tema de conversación en las calles y en las redes sociales.
La unificación, pospuesta durante 7 años, era una de las reformas más acuciantes para actualizar el modelo socialista cubano. Llegará acompañada de una reforma salarial, de las pensiones, retirada de subsidios y un incremento de los precios de bienes y servicios como la electricidad, cuyo precio se multiplicará hasta por 5 según el consumo.
Todas estas directrices, entre ellas varios decretos ley y resoluciones, se recogen en la última Gaceta Oficial, que hoy cientos de cubanos estudiaban con lupa para conocer cómo quedan sus salarios y cuáles serán las nuevas tarifas de productos como el pan, los frijoles o el combustible.
Pese a estas normativas «es muy difícil asumir que la inflación será moderada, ya que Cuba atraviesa un problema de ofertas de productos, entre ellos, de primera necesidad. Aunque los salarios se incrementen, los precios también aumentarán», opinó por su parte el economista Omar Everleny en la plataforma On Cuba.
Algunos ciudadanos confiesan asimismo su inquietud por esa anunciada subida de precios, que podría reducir el poder adquisitivo de las familias numerosas.
La «tarea ordenamiento», como fue rebautizado recientemente este proceso, era un asunto pendiente con el que el Gobierno espera estimular la estancada economía y atraer más inversión extranjera, aunque el presidente Díaz-Canel advirtió el jueves de que «no será la solución mágica a todos los problemas».


