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«No hay nada que comer…», cubanos esperan el fin de año sin saber que poner en sus mesas

Debido al incumplimiento del plan anual en producciones básicas de la industria alimenticia como lo son arroz, frijoles, carne de cerdo y leche y sus derivados, la población prevé un fin de año sin mucho aspaviento.

Los precios han escalado en el último mes astronómicamente, lo que, junto a la escasez de productos también en el mercado por la izquierda, se debe en gran parte a la combinación del tope de precios a los cuentapropistas que impusieron las autoridades y la cada vez más inminente pero incierta medida de unificación monetaria.

Desde la web, usuarios que provienen de muchos puntos de Cuba han hecho saber sus quejas y preocupaciones a través de sus perfiles en redes sociales; inquietudes acerca la casi total carencia de alimentos que el mercado estatal presenta, así como la ineficacia de la tiendas MLC de suplir dichas necesidades, puesto que la mayoría de los cubanos no tienen acceso a esta divisa.

Un litro de aceite para cocinar no es comercializado por menos de 100 pesos en el mercado informal de Guantánamo, vía a la que tienen que acudir no pocos por la inexistencia de oferta en las tiendas estatales. Los carretilleros, cada vez más acosados, ni se atreven a vender por las calles, por lo que se alcanza a ver que este y anteriores factores han desencadenado el aumento de los precios del doble en adelante.

Los campesinos, cuando se atreven, venden sus productos clandestinamente, y en los agromercados orientales cuesta 60 pesos una libra de ají o de tomate, suma que un salario estatal nunca llegaría a cubrir. Asimismo, los frijoles y el arroz no se encuentran ni en los centros espirituales.

La carne de cerdo, otra que solo recordamos por foto, se ve en la situación de costar 50 pesos la libra, y eso cuando no se incluyen en una especie de «huelga silenciosa», pues la misma dinámica de restricción de precios por parte del Estado a los comerciantes no suple todos los costos de producción e impuestos. ¿Qué van hacer? Ellos también tienen que comer.

La capital no se ve excluida: la libra de malanga costaba 8 pesos hasta que, de un día para otro, comenzó a listarse en 15. Alina Rodríguez, jubilada que vive junto a su hermana y sus respectivos esposos, comenta medio martirizada: «La canasta básica, lo poquito que dieron en la primera semana de diciembre, chícharos, café mezclado, azúcar, y un poquito de aceite, tuvo un valor de 96 pesos para el núcleo de cuatro personas, podrás imaginarte qué se puede esperar del costo de los alimentos en el mercado informal, es muy compleja la situación que tenemos».


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