Las (todavía) muchas interrogantes sobre la anunciada devaluación de la moneda nacional (CUP), invoca la desconfianza de un pueblo que está a punto de verse envuelto en un ajuste económico radical que podría, irónicamente, dejar a todos abandonados (en un país donde «aquí no se deja a nadie abandonado» es una frase más que reiterada).
Por lo tanto, los cubanos se encuentran ansiosos (histéricos, más bien) al demandar dólares y esto ha disparado su precio en la página web Revolico, el mercado negro más grande del país, donde el dólar está cotizando por encima de los 42 pesos.
A lo anterior súmese la inconvertibilidad bancaria de la moneda cubana, la inflación que se espera (aunque el Gobierno la niegue), la concentración de la oferta estatal en las tiendas en MLC (dólares) y la búsqueda de dinero fuerte para emigrar. El alza del valor de la moneda americana está siendo impulsado por demasiadas variables.
Esta devaluación oficial (tantas veces anunciada en estos días, meses, e incluso años) viene provocando que muchos busquen refugio en el valor del dólar, deshaciéndose entonces de los CUP. Pero, ¿esto tiene sentido?
A pesar de la incertidumbre generalizada sobre este proceso y sobre de cuánto será la devaluación, la gente está asumiendo que será superior al dólar por 25 CUP actuales, lo cual sí le daría sentido a deshacerse de los CUP para posicionarse en el valor que sube (el dólar).
Debido a la falta de divisas para respaldarlo, el CUC perdió su valor y está en proceso de desaparecer. Mientras tanto, la economía cubana se ha dolarizado directamente: los cubanos ahora obtienen acceso a tiendas especiales en dólares con una oferta muy difícil de encontrar en tiendas en pesos cubanos. Aunque, en realidad, las tiendas MLC tampoco tienen la aceptación que se esperaba: la mayoría no proveen los alimentos a los que los cubanos están acostumbrados y los que desean comprar, pero sí ofrecen muchos más caros y raros ítems (como mejillones, ostras, langostinos; un día sacarán caviar). Y, encima, no ofrecen tanta variedad como se esperaba (tal vez al principio sí, pero ya no); muchos las compararían con una tienda TRD, Panamericana o Caracol ordinaria de hace unos dos y tres años, pero con el doble o triple de cola.
Ya los teléfonos móviles, electrodomésticos, artículos de aseo y alimentos se ofertan por dólares, y se rumorea que también se venderán así ropas de marca, muebles de calidad y materiales de construcción. La compra y venta de vehículos y la importación de mercancías hay que pagarlo en divisas, y como el Estado no paga en divisas, es indudable que aumentará la cantidad de personas que se verán obligados a comprar dólares para sostener sus negocios y mejorar su calidad de vida. El banco alega que no tiene liquidez para vender divisas, entonces la gente va a tener que recurrir al mercado negro para comprarlas. Y luego del alza salarial, ¿cuánto va costar el dólar?
El peso podría ser puro papel a la vuelta de dos años si las reformas fracasan, pues, por cada día que pase sin solucionarse la crisis económica y no se produzcan suficientes bienes y alimentos, será un día más en que el dólar se cotice cada vez más alto en el mercado clandestino. Si no se puede controlar el proceso inflacionario, habrá que añadirle ceros al peso. El mejor negocio para muchos ahorristas cubanos será refugiarse en el dólar u otras divisas extranjeras.
 muchas interrogantes sobre la anunciada devaluación de la moneda nacional (CUP), invoca la desconfianza de un pueblo que está a punto de verse envuelto en un ajuste económico radical que podría, irónicamente, dejar a todos abandonados (en un país donde "aquí no se deja a nadie abandonado" es una frase más que reiterada).){kind=link}