Miles de cubanos, tanto en Cuba como en Miami, han celebrado con aplausos y vítores el triunfo de Joe Biden en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. La mayoría de ellos piensan que el candidato demócrata, una vez que llegue a la Casa Blanca, retomará la política de deshielo iniciada durante la administración de Barack Obama, en el mismo período en que este se desempeñó como vicepresidente del país.
Carlos Cristóbal Márquez, dueño del restaurante San Cristóbal, en la barriada de Centro Habana y que fue escogido para cenar por la familia presidencial cuando Obama visitó Cuba, asegura que las sanciones impuesta por Donald Trump al turismo han golpeado con fuerza su negocio.
«Hace meses que estoy trabajando a pérdidas y he tenido que hacer recortes de personal. No sé si ahora mismo el negocio pueda recuperarse, pero dependemos mucho del turismo, y a pesar de que Biden llegue a la presidencia y se reviertan las medidas de Trump, los pronósticos es que la situación no se recupere hasta dentro de dos años por lo menos por culpa de la pandemia del coronavirus», comentó Cristóbal Márquez.
En un esquina del restaurante aun conservan la mesa donde Obama disfrutó junto a su esposa Michelle, sus dos hijas y su suegra de un espléndida comida cubana. Varios cubanos decidieron aprovechar la popularidad de la zona y el flujo de turistas que visitaban esta paladar para abrir hospedajes y otros emprendimientos gastronómicos.
En la misma cuadra donde radica la paladar San Cristóbal, cuatro años atrás funcionaban otros cinco negocios de hospedaje, cafetería, peluquería y venta de bisuterías. La mayor parte de ellos han tenido que cerrar durante el ultimo año, y ahora mismo solo brindan servicio ellos y una casa de hospedajes que, a falta de turistas, renta sus habitaciones por horas a parejas que buscar un nidito de amor.
Aunque los cubanos tienen claro que el presidente electo no levantará el embargo comercial, al menos esperan que alivie algunas de las sanciones que impuso Trump durante su mandato y relaje las tensas relaciones bilaterales entre ambos países.
Dicen que desde altos funcionarios en Cuba hasta ministros del Gobierno habían prendido velas para que Biden ganara la presidencia y otros que en el Consejo de Estado se destaparon botellas de champán al conocerse sobre su victoria. Otros piensan lo contrario, y que a las autoridades cubanas les conviene más una administración de línea dura como la de Trump para así poderle achacar a su presión cuanto problema y necesidad se presente en el país.
Biden ha prometido revertir rápidamente las políticas de Trump que «han infligido daño al pueblo cubano y no han hecho nada para promover la democracia y los derechos humanos».
Analistas políticos estadounidenses dicen que aliviar las restricciones a los viajes y las remesas por orden ejecutiva sería el paso más fácil y menos controvertido que podría anunciar Biden.
Es probable que Cuba no esté en la cima de la agenda de Biden, y, además, es posible que no quiera arriesgar capital político levantando las sanciones a los envíos de petróleo venezolano.
Tampoco está claro si volvería a dotar de personal a la embajada estadounidense, que el gobierno de Trump redujo a una dotación bajísima tras una serie de enfermedades misteriosas entre sus diplomáticos en La Habana que siguen sin explicación.
Independientemente de los pasos que tomaría Biden para mejorar las relaciones, la mayoría de los cubanos creen que no será la solución sus nuestros problemas, pero al menos un alivio para sus bolsillos.


