El barrio del Distrito José Martí, en Santiago de Cuba, se despertó el pasado sábado cubierto de sangre y con el ruido de las sirenas de los carros de Policía que buscaban al asesino de las jóvenes Daneyis Reyes Mustelier, vecina de Micro 9, y Dania Bagarotti, vecina de Micro 10, quienes fueron ultimadas a balazos.
Ambas mujeres, de 27 años las dos, eran compañeras de trabajo y amigas, y no madre e hija como comenzó a circular en un primer momento. Las dos mujeres dejan hijos pequeños. Eran madres trabajadoras, educadoras de los Círculos Infantiles “Mis Primeros Días” y “La Bailarina Española” respectivamente, en Micro 9 del Centro Urbano José Martí.
En el momento del trágico hecho, Daneyis Reyes y Dania Bagarotti se dirigían a la universidad, donde estudiaban Licenciatura en Educación Preescolar en el curso para trabajadores.
Según contó Raúl Reyes, padre de Daneyis, ambas jóvenes se encontraban en la parada de ómnibus cuando fueron sorprendidas por Andy Calderón Sardiñas, quien tiene poco más de 20 años, y disparó contra estas en varias ocasiones.
Las mujeres recibieron dos tiros cada una. Daneyis perdió la vida en el lugar de los hechos, mientras que Dania falleció un poco más tarde en el hospital.
El homicida le disparó no solo a las dos amigas sino a una tercera que también compartía con ellas (las 3 eran compañeras de estudio y de trabajo), pero esta última pudo huir a tiempo y quedó con vida. Fue atendida en el Hospital Provincial Saturnino Lora de Santiago de Cuba y hoy sufre secuelas psicológicas.
«Nadie esperaba esto, ella nunca me dijo que Andy la había amenazado. Si ella me lo hubiese dicho, hoy la realidad sería otra», añadió Reyes.
A su vez, el padre contó que la relación entre Daneyis y Andy había terminado desde que comenzó la pandemia, ya que Calderón estaba bebiendo mucho.
«Andy vivía cayéndole atrás a Daneyis, la llamaba mucho, pero ella no quería volver con él», agregó.
Al poco tiempo de haber cometido el crimen, las autoridades detuvieron a Andy Calderón, quien se había escondido en un barrio de las inmediaciones del Distrito José Martí.
Según se ha podido conocer, el arma homicida es de calibre 45, aunque hasta el momento no ha revelado su procedencia.
La muerte de Daneyis y Dania ratifica la necesidad cada vez más urgente de que las mujeres cubanas cuenten con la ley que las ampare, lo cual ha sido pedido en diversos escenarios y momentos, pero que hasta la fecha no tiene una respuesta palpable por parte de las autoridades cubanas.
En horas de la tarde de este 8 de noviembre se les da el último adiós en el cementerio Santa Ifigenia a estas damas, víctimas de feminicidio.
