El viernes por la noche, la Marina de Estados Unidos cerró abruptamente la iglesia, las escuelas, el gimnasio y la mayoría de los lugares donde la gente se congrega en su base en la Bahía de Guantánamo, volviendo a las estrictas restricciones que había impuesto anteriormente en la pandemia del coronavirus.
La base estaba «esperando los resultados de las pruebas enviadas fuera del sitio», dijo el sábado por la noche una portavoz, Nikki Maxwell. Se negó a decir cuántos residentes se sospechaba que estaban infectados por el coronavirus en la base de 6,000 residentes. El ejército generalmente se niega a revelar cifras de infección en sitios específicos, pero ha hecho excepciones en el Pacífico.
El jueves, los funcionarios de la base cerraron el restaurante de alta cocina Bayview en el complejo del club de oficiales, citando que «algunos empleados clave se sintieron mal», aunque Maxwell dijo que esas enfermedades no estaban relacionadas con el virus.
La noche siguiente, el Departamento de Salud de la base anunció que «como medida de precaución adicional», estaba imponiendo un nivel de protección de Charlie, que los militares definen como un riesgo de «transmisión comunitaria sostenida» en la pandemia.
Los avisos de la base les recordaban a los residentes que se quedaran en casa y que llamaran al hospital en lugar de ir allí «si se siente enfermo, tiene fiebre, tos o tiene dificultad para respirar».
Para el sábado, los funcionarios de la base habían cerrado la escuela para los hijos de los marineros, los gimnasios para los guardias de la prisión y otros residentes, el complejo de la iglesia, la barbería, los campos de béisbol y las piscinas, y exigían que los restaurantes solo ofrecieran comida para llevar. El economato permaneció abierto, con un número limitado de compradores.
La base es un puesto avanzado de 45 millas cuadradas en el sureste de Cuba, con un pequeño hospital comunitario e instalaciones de atención médica limitadas. Si bien el ejército ha dicho que la base tiene cierta capacidad de prueba rápida de coronavirus, Guantánamo ha enviado muestras constantemente a los Estados Unidos continentales para pruebas más completas.
Las restricciones recordaron las de marzo, el primer mes de la pandemia, cuando el ejército impuso limitaciones estrictas después de que un marinero que regresaba de la licencia se enfermara, dio positivo por el virus y fue puesto en cuarentena. Poco después, los funcionarios adoptaron la política de no revelar el número de casos del virus en la base, si los hubiera.
El buceo en la bahía, un pasatiempo favorito en los fines de semana largos de vacaciones como el que precede al Día de la Raza, que se celebra hoy, también se canceló, al igual que una carrera de 5 kilómetros el sábado por la mañana para celebrar el cumpleaños 244 de la Marina de los Estados Unidos, una tradición comunitaria
«Entiendo que esta es una situación desafiante para todos aquí», particularmente dado el fin de semana festivo, dijo el comandante de la base, el capitán John A. Fischer de la Marina, en una carta abierta a los residentes el sábado por la noche. «Utilice este tiempo libre para descansar y recargar energías de forma segura».
Cientos de soldados y familias de la Marina han llegado a la base durante la pandemia y han pasado sus primeras dos semanas en cuarentena como medida de protección.
La mayoría de los 240 estudiantes estimados en la base habían regresado al salón de clases el mes pasado por primera vez desde principios de la primavera. Durante el fin de semana, la escuela les dijo a las familias que volvería al aprendizaje remoto y que las clases de primaria se retrasarían hasta el miércoles.
La pandemia ha provocado la cancelación de lo que se esperaba que fuera un año ajetreado de procedimientos por crímenes de guerra en Guantánamo. La última audiencia se llevó a cabo a finales de febrero, en parte debido a la complicación de tratar de gestionar la cuarentena de un avión lleno de personal judicial que viaja desde todo Estados Unidos a cada audiencia.
Se espera que un pequeño equipo de trabajadores de la Oficina de Comisiones Militares viaje allí el martes.
Ningún abogado defensor ha visitado a los 40 prisioneros de guerra durante la pandemia, aunque algunos se han comunicado a través de video o llamadas telefónicas supervisadas por militares. La pandemia también ha llevado a la Cruz Roja Internacional a cancelar dos visitas trimestrales programadas regularmente, lo que ha contribuido al aislamiento del puesto de avanzada.
