En momentos en los que cada vez es más necesario extremar la responsabilidad individual para evitar un posible contagio de coronavirus, resulta muy provechoso interiorizar el testimonio del joven cubano Jorge Ramón Hernández Marrero, quien fue uno de los que se contagió en un bar del municipio Playa, en La Habana, y luego transmitió el virus a sus padres.
Hernández no presentó ningún síntoma, pero su madre estuvo entre la vida y la muerte durante varios días. A continuación, les compartimos el testimonio del joven, tras haber vivido un episodio tan desgarrador como el que protagonizó.
“Cuando pasó La Habana a la Fase 1 de la Covid, nosotros nos pusimos de acuerdo, vaya y nos confiamos un poco, la verdad. Yo tenía desenvolvimiento en la calle y en el trabajo y eso, y no había pasado nada grave y yo sinceramente pensé que se había acabado eso del coronavirus”, comenzó diciendo el joven.
“Fuimos tres amigos con sus parejas al bar, el QBolá. El bar normal, una cosa normal, fuimos y compartimos, nos sentamos, nos tomamos unas cervecitas. Cuando llegamos al bar cada cual se ubicó en su área, en su zona y se le permitían andar sin nasabuco”, continuó.
“El bar estaba lleno, pero cada cual, en su lado. Todo estaba climatizado; pero cada cual en su lado a la distancia más o menos de un metro o cuatro metros, entre mesa y mesa. Estuvimos la noche entera”, detalló.
“La novia del amigo mío va y se hace las pruebas y dio positivo y a través de él nos contactan a nosotros. Éramos unos cuantos, la mayoría de las personas que se relacionaban con nosotros, todos dieron positivo. Nos aislaron, nos llevaron al Centro de Aislamiento. De mí, salieron mis padres nada más, mi novia no cogió la Covid”, confesó el joven.
“Cuando me llevan para el aislamiento me separan de mi novia, porque supuestamente ella tenía síntomas y la llevaron para otro aislamiento, yo nunca presenté síntomas; pero estaba muy preocupado por mis padres, porque me preocupaba que les fuera a pasar algo malo y al otro día es cuando me dan la noticia que se llevaron a mi mamá ya grave para el hospital. Fue un momento muy duro, porque estaba en un lugar aislado sin poder hacer nada y que sea por culpa mía y negligencia que tuve, por todo, no seguí las medidas que debían haber sido, como lo hice al principio, me preocupé mucho”, contó Hernández.
“Fue una situación que nunca había vivido, cada vez que mi madre estaba en una situación que podía perder la vida, fueron momentos para mí muy complicados, no quisiera volver a vivir eso de nuevo…mi padre me llamó en un momento y me dijo (llora)”.
“Ella me llama llorando y me dice: me pasaron para terapia, no sé qué. Me pongo muy triste; pero ya, le dije: tú vas a salir bien, tranquila, y pasaron los días y se fue empeorando y empeorando hasta que no podía ni hablar y para mí era complicado el momento que viví, porque me llama mi padre y me dice que a mi madre le hacía falta un milagro para salvarse, que se podía morir y en ese momento entré en shock”, continuó diciendo.
“Cada vez que llamaba me daban mucho ánimo, casi no podía hablar y para mí eran días muy largos ahí en el hospital, pensaba mucho, por negligencia, por mi falta de conciencia, ella me lo dijo, que no saliera al bar, que no fuera a ningún lado y al final le contagié el virus.
“Eso le pudo haber pasado a otra persona, es algo que no tiene rostro y uno no sabe en qué momento lo coges, tal vez te cuides y te pase cuidándote, puede llegar un momento de negligencia, te bajaste el nasobuco y tuviste contacto con el que es y en ese momento te contagiaste y no valió de nada que te cuidaras, esto es algo que hay que estar arriba de él, seguir las medidas, evitar el contacto con otras personas, porque uno no sabe quién pueda tenerlo. “
“Para mí fue duro ese día porque ver a mi madre destrozada, llena de moretones, sin fuerzas, fue algo bien difícil para mí y me sentía con mucha culpa, porque se podía haber muerto por mi culpa; pero gracias a Dios que estuvo siempre conmigo y me dio fuerzas y me permitió que pasara por esta pesadilla sin dejar mayores secuelas. Ya después se fue mejorando poco a poco y se fue recuperando.”
“Ahora yo evito tener contactos con ellos, como estoy en la calle, me aislé en una zona en la casa y no tengo contacto con nadie, me cuido como debe ser, yo estoy aislado en la misma casa, tengo que evitar el menor roce.”
“Esto me cambió mucho la vida porque antes nosotros vivíamos muy apegados, ¿me entiendes? Siempre hemos sido una familia unida y ahora no puedo darle un beso a mi madre, un abrazo, todo el tiempo es distante para evitar cualquier cosa.”
“Les aconsejo que se protejan mucho y que ojalá nunca tengan que pasar por una situación como la que yo pasé, porque es algo bien difícil”, concluyó.


