El equipo médico que atiende al presidente Donald Trump en el Hospital Militar Nacional Walter Reed, en Washington, ofreció hace solo minutos una nueva conferencia de prensa sobre su estado de salud, donde revelaron que su nivel de oxígeno en sangre se redujo repentinamente dos veces en los últimos días, pero «ha seguido mejorando» desde entonces.
Las declaraciones han vuelto a crear una sombra de confusiones sobre la lucha del mandatario contra la COVID-19, pues incluso los médicos sugirieron que Trump podría ser dado de alta del hospital mañana lunes.
Los galenos, hablando en los escalones del hospital militar donde estaba siendo tratado por tercer día consecutivo, se negaron a revelar el momento específico en que al presidente le bajó el nivel de oxígeno en sangre o si las exploraciones pulmonares mostraron algún daño.
El Comandante de la Marina, y médico personal de Trump, el Dr. Sean Conley, reconoció que estaba «tratando de minimizar la gravedad de la condición del presidente» que se presentó ayer.
“Estaba intentando reflejar la actitud optimista del equipo, que el presidente, que ha tenido su curso de enfermedad, no quería dar ninguna información que pudiera dar una impresión errónea sobre su estado de salud. Y al hacerlo, parecía que estábamos tratando de ocultar algo, lo que no era necesariamente cierto. El hecho es que lo está haciendo muy bien», explicó Conley.
El médico personal de Trump dijo que el presidente tenía «fiebre alta» y un nivel de oxígeno en sangre por debajo del 94% el viernes y durante «otro episodio» el sábado. Sin embargo, se mostró evasivo cuando se le preguntó si el nivel de Trump había caído por debajo del 90%: «No tenemos ninguna grabación aquí sobre eso».
Trump ofreció su propia evaluación de su estado la noche anterior en un video desde su suite del hospital, diciendo que estaba comenzando a sentirse mejor y que esperaba «volver pronto». Y volvió a las redes sociales el domingo por la mañana temprano, compartiendo un video de simpatizantes que ondeaban banderas, la mayoría sin máscaras, reunidos frente al Centro Médico Militar Nacional Walter Reed.
Las declaraciones cambiantes, y en ocasiones contradictorias, han creado una crisis de credibilidad para la Casa Blanca en un momento crucial, con la salud del presidente y el liderazgo de la nación en juego. Además, la salud del presidente representa un problema de seguridad nacional de suma importancia no solo para las funciones del gobierno de los EEUU, sino también para los países de todo el mundo, amigos o no.
