Un violento choque ocurrido hace unas horas en la céntrica avenida de Carlos III, en La Habana, en pleno toque de queda, entre una patrulla de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y un camión de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) dejó a los dos oficiales que iban a bordo del patrullero en estado grave y con peligro para sus vidas.
Según comentó a nuestra redacción la persona que nos hizo llegar las imágenes, el camión de las FAR se saltó la luz roja de la intersección de Carlos III e Infanta, en el municipio Centro Habana, un cruce que es bastante peligroso, pero habitualmente cuando hay mucho tráfico en horario diurno.
Se desconoce la identidad de los oficiales de la policía que viajaban a bordo del Peugot 301 de la PNR, el cual quedó siniestro total, ante la envergadura y el porte del camión de las FAR, el cual en esos momentos viajaba sin personal.
Lo peor de este choque es que en el momento en que ocurrió todas las calles de la capital del país están totalmente vacías y solo circulan automóviles con permisos especiales y los propios agentes del orden.
Muchos cubanos en las redes sociales critican la mala preparación ante el volante de las propias fuerzas del orden que son encargadas de hacer cumplir las leyes al respecto. Sin embargo, en este caso específico cabe decir que la culpa no la tuvieron los policías a bordo de la patrulla.
No ocurrió lo mismo en otro choque, de menor envergadura, ocurrido en la tarde de ayer en la Calzada de Güines y Dolores, también en La Habana, donde un coche patrullero terminó impactado en un lateral por un ómnibus estatal.
El hecho fue provocado por el oficial que viajaba junto al chófer de la patrulla, quien imprudentemente abrió la puerta del vehículo sin fijarse que detrás venía en ese momento el rutero. Sin embargo, la persona que viajaba al volante del ómnibus también tiene parte de responsabilidad pues no se debe adelantar a ningún vehículo, ni aún estacionado, por la derecha.
