Un operativo policial en la provincia de Sancti Spíritus dejó tras las rejas a los Reyes de la leche en polvo, quienes tenían una pequeña fábrica en una vivienda con toda la maquinaria construida de forma artesanal para envasar en bolsas selladas la leche en polvo que se robaban por sacos de un combinado lácteo estatal de la zona.
Según el reportaje transmitido por la Televisión Cubana, las investigaciones a partir de «denuncias anónimas de la población», entiéndase un chivatazo, permitieron dar con un «inmueble alquilado de manera ilegal», en el reparto espirituano de Toyo, donde estaba montada esta mini industria.
«Una denuncia pública recibida por la policía nos avisó que se estaba vendiendo leche en polvo en una vivienda, en bolsas de naylon de polietileno procedentes del combinado lácteo Río Zaza», explicó ante las cámaras el Mayor Luis Enrique Fernández, instructor penal del órgano de investigación criminal de esa provincia.
Como parte del proceso investigativo se ocuparon 210 bolsas ya rellenadas con el producto, además 6520 pesos cubanos, la máquina selladora para los envases de fabricación criolla y varios rollos de polietileno para su conformación.
Según las autoridades, estos rollos de polietileno son importados por el Gobierno desde el exterior para la confección de envases de determinados productos en el combinado lácteo Río Zaza, y eran vendidos de forma ilegal por los trabajadores que los sustraían de la empresa a un costo de 1000 pesos cubanos cada uno.
Los involucrados de la entidad recibían parte de las ganancias por la venta clandestina y suministraban cada saco de leche en polvo sustraído de la empresa por un precio de 1800 pesos cubanos.
A dos de los detenidos se les impuso una medida cautelar de prisión provisional y otros dos se encuentran bajo la medida de libertad condicional bajo fianza, a espera de continuar con el proceso investigativo.
A los implicados se le decomisaron además dos vehículos, de los cuales no se ofrecieron detalles, y que eran utilizados para el transporte de la leche desde el combinado lácteo hasta la casa donde la envasaban.
“La leche sustraída se emplea en la empresa de productos lácteos espirituana para la elaboración de surtidos de alta demanda en la población. En su mayoría empleados a ventas para niños, ancianos y personas con dieta médica”, destaca el reporte sobre el final, para recalcar los “daños” que provocaba el negocio.
“Además, su comercialización en el mercado negro provocaba afectaciones económicas al bolsillo de la población”, subraya el periodista.
