El ministro de la Industria Alimentaria, Manuel Sobrino Martínez, durante su intervención del pasado miércoles en el espacio televisivo Mesa Redonda, hizo alusión a la preocupación de la población cubana con respecto a la distribución de cervezas nacionales e importadas en la red de tiendas del país, lo cual consideró como “una preocupación justa”.
“Hay un tema en particular que yo quisiera explicar que generó mucha preocupación en nuestro pueblo en esas Mesas (Redondas), que es lo referido a la presencia de cerveza importada en determinados sectores del mercado de nuestro país», expresó Sobrino Martínez con respecto las quejas derivadas de anteriores programas.
«Yo creo que es importante que nuestro pueblo conozca que a partir de la calidad que tiene nuestro turismo, que, a partir de los requerimientos estándar de un grupo de nuestras instalaciones, es imprescindible que tengan cervezas de varias marcas, de varias procedencias, de varias calidades y a partir de tener la situación que tuvimos con la COVID, se pudo derivar a otros destinos”, concluyó.
Justo en medio de la marcada escasez de alimentos que vive la población cubana en estos momentos debido al brote de coronavirus y de las multitudinarias colas en la afuera de las tiendas para comprarlos, es increíble que el Ministro de la Industria Alimentaria se preocupe en ofrecer explicaciones sobre la falta de cervezas nacionales en las tiendas, pero no ofrezca detalles sobre dónde está el pollo o la carne que reclaman los cubanos.
A finales del mes pasado, una cubana expresó su descontento al comprobar que, en los quioscos locales de Matanzas, solo hubiera ron a la venta, al tiempo que el desabastecimiento de alimentos y productos de primera necesidad arreciara en todo el país.
“En los quioscos de venta. Solo ron… ¡Por dios! será para que las personas se emborrachen y se olviden de que no tienen comida?… Ni aseo personal, terrible situación”, comentó en Facebook.
A su vez, a inicios de años, cuando el coronavirus aun no era una preocupación en Cuba, otro usuario señalaba el contraste entre la falta de artículos como detergente, jabón y alimentos en las tiendas y la presencia en las mismas de bebidas alcohólicas en los estantes.


