Entre junio de 2018 y mayo de 2019, en Cuba fueron víctimas de abuso sexual 2450 menores de edad, según el Informe sobre la prevención y enfrentamiento a la trata de personas y la protección a las víctimas del año 2019.
Aunque se clasifican como «posibles hechos», la información detalla que 179 sufrieron abusos lascivos, 298 violación, 65 pederastia, 533 corrupción de menores y 257 ultraje sexual.
Las alarmantes cifras corresponden solamente a los casos denunciados, por lo que en la realidad los casos debieron haber sido mucho más si se tiene en cuenta que a nivel mundial, la media de denuncias es de 1 por cada 5 casos de abuso sexual infantil.
En el caso de mayor de las Antillas, se tratan de cifras muy elevadas si se comparan, por solo citar un ejemplo, con el caso de España, donde en 2017 se reportaron más de 3000 denuncias por este tipo de abusos.
“Este tipo de delitos ocurre mucho con las personas que tienen alguna ascendencia sobre el menor, ya sean parientes, padrastros o vecinos, en quienes hay una confianza depositada”, comentó al respecto el magistrado Otto Eduardo Molina Rodríguez, presidente de la Sala de lo Penal, del Tribunal Supremo Popular.
Molina, mencionó además que se han dado no pocos casos en los cuales los delitos han sido cometidos por los propios padres biológicos.
“Este tipo de delitos ocurre mucho con las personas que tienen alguna ascendencia sobre el menor, ya sean parientes, padrastros o vecinos, en quienes hay una confianza depositada”, añade el magistrado. “Pero también hemos juzgado casos en los cuales los delitos han sido cometidos por los padres biológicos”.
Por ello, recomendó que lo primero que debe hacerse es acudir a las autoridades a formular la denuncia, porque lo más importante es que el menor reciba atención inmediata, ante las posibles secuelas psicológicas que pueden derivarse del hecho.
En Cuba existen tres centros de Protección a Niños, Niñas y Adolescentes en Santa Clara, Santiago de Cuba y en La Habana, los cuales cuentan con especialistas para su atención durante los procesos.
Sin embargo, aunque en la mayor parte de los casos resulten sancionados los culpables, el daño realizado no se puede borrar. La clave es brindarles confianza a los hijos para que les informen de cualquier situación extraña que se produzca, por más mínima que pueda parecer.
