Los cubanos poseen costumbres que hacen que puedan reconocerse entre ellos aunque se encuentren en cualquier parte del mundo. En el caso específico de la comida, es muy común enseguida vengan a la mente el lechón asado, el tamal y la yuca con mojo. No obstante, si se habla de un tentempié (una meriendita para aguantar el estómago) nada supera en Cuba en popularidad al pan con timba.
El bocadillo contiene un trozo de barra de guayaba. Hace mucho tiempo, hablar de pan con timba en Cuba era sinónimo de tiempos de escases alimenticia y de carencias, ya que por lo general eran los trabajadores más humildes quienes solían comerlo para ahorrar el poco dinero que ganaban.
Su nombre proviene de una traducción del inglés que se ha quedado hasta nuestros días. Cuando los ingleses llegaron a la Isla a instalar el ferrocarril que uniría a Bejucal con La Habana, les llamó mucho la atención ver como los obreros cubanos almorzaban pan con dulce de guayaba, por lo que empezaron a decirles a estos que su almuerzo parecía pan con “timber”, haciendo alusión a los travesaños de madera (timberties) untados de petróleo que se utilizaban para la construcción de la línea férrea.
Desde ese entonces, no pasó mucho tiempo a que timber comenzase a llamarse timba en Cuba. Poco a poco, el famoso bocadito fue trasladado de las áreas de trabajo de los obreros a las cafeterías y bares en las ciudades.
Más adelante, los cubanos le añadieron también queso blanco o crema, según lo que tuvieran a mano o las preferencias de cada cual. Otros, llevando un poco más allá la receta original, le agregaron también mantequilla de maní, aunque esta última variante además de ser un poco más exclusiva por su precio, tenían el sabor un tanto distinto del pan con timba como se preparaba originalmente.
A pesar de los más de 140 años de su aparición en el panorama culinario cubano, hoy sigue siendo un bocadillo que nos identifica en todo el mundo.
