La primera fábrica de mascarillas desechables de Cuba no ha echado a andar por culpa de la burocracia del propio Gobierno, según denunciaron sus directivos, a pesar de que supondría un ahorro increíble para las arcas del Estado pues actualmente importar cada mascarilla cuesta 46 centavos de dólar y solo seis centavos costaría fabricarlas en la Isla.
Según un reportaje publicado en la prensa estatal, la primera máquina para fabricar de manera industrial las mascarillas desechables ya se encuentra en el país y posee la capacidad de elaborar 140 nasobucos por minuto.
Esta fábrica funcionaría en la ciudad de Matanzas y ya se tiene todo listo para distribuir la fuerza laboral en dos turnos de 12 horas, lo que les permitiría trabajar de forma ininterrumpida todo el día para lograr satisfacer la demanda interna e incluso llegar a pensar en exportar los excedentes, en un momento en que son de tan alta demanda en medio de la pandemia.
«Llevamos tres meses esperando y solo falta que la empresa mediadora encargada de importar la materia prima cierre el contrato y que el Banco Central nos autorice la apertura de una cuenta de fines específicos, pues el ofertante es un extranjero residente en el país al que le pagaremos en CUC, por lo que el Gobierno no tendrá ni que gastar dólares», explicó Diosdado Abreu Falcón, director del grupo empresarial Gardis, encargado de poner en funcionamiento esta fábrica.
La mayoría de los hospitales en Cuba utilizan nasobucos de tela, fabricados de manera artesanal, y que no ofrecen la misma seguridad a los que las usan.
El Gobierno ha recibido cientos de miles de mascarillas de protección de donativos realizados por varios países, pero los cubanos se preguntan a dónde han ido a parar porque no han sido entregadas a la población, ni siquiera en las zonas de más alto riesgo de contagio.
