Hoy la playa de Guanabo permanece cerrada y sus vecinos en aislamiento por un gran brote coronavirus. Sin embargo, cuando el Gobierno anunció su reapertura a comienzos de la fase uno en La Habana el desmadre fue tal entre los habaneros, que cuenta un trabajador de la zona que llegaron decenas de personas para bañarse, incluso mujeres desnudas y en ropa interior se arrojaban al agua.
Heignar Solano García trabaja en la instalación turística Villa Lupe. Él asegura que, luego que las playas permanecieran cerradas durante varias semanas, al permitir el baño de nuevo en estas se cometieron muchos descuidos.
“Cuando se permitió que las personas fueran a las playas, ese mismo día lo que se formó no tuvo nombre. Lo mismo llegaba la gente en moto, en carro, que las mujeres iban corriendo para la arena, se quitaban la ropa y se metían en el agua. Parecía como si nunca antes hubiesen visto el mar, como unos niños cuando los llevan por primera vez a un parque de diversiones”, cuenta Heignar.
“La cantidad de personas era como si fuese a hablar alguien importante. Lo más triste del caso es que muchos andaban sin siquiera colocarse el nasobuco. Los hombres se pasaban los vasos de ron de boca en boca como si no pasara nada y ni hablar de respetar el distanciamiento social”, añade.
Este trabajador asegura que en el hotel en que trabaja si se cumplieron las medidas establecidas, pero que de nada vale el esfuerzo de unos cuantos si la mayoría no hace consciencia del riesgo que supone no cuidar la salud en estos momentos.
“El problema es que la gente se confía en los médicos. Escuché a un grupo que decían que “sin susto”, que si se enfermaban iban todos para “allá” (refiriéndose al centro de aislamiento) porque al final no se iban a morir de eso”, recuerda.
El pasado 9 de agosto las autoridades en La Habana decretaron el cierre del consejo popular Guanabo, luego que se detectaran tres eventos de transmisión local de coronavirus que trajeron consigo un peligroso aumento del número de casos positivos a la COVID-19.


