Los cubanos han gustado siempre de usar joyas. Es una forma bastante primitiva de mostrar status, pero también responde a tradiciones ancestrales: las niñas antes de nacer ya tienen compradas las dormilonas de oro y no se concibe un matrimonio sin intercambiar los consabidos anillos. Sin embargo, ante lo caros que se han puesto en la Isla los metales preciosos, cada vez son más los que acuden a la alternativa del acero quirúrgico para “resolver”.
No es para menos. En un país donde el ingreso mensual promedio se encuentra alrededor de los 30.00 CUC, la más sencilla de las alianzas matrimoniales de oro cuesta entre 40.00 y 60.00 CUC, demasiado caras para los que necesitan llegar a fin de mes.
La plata, que siempre es una alternativa, no goza de la preferencia. En ocasiones porque la consideran como un metal precioso “de pobres”; pero la mayoría de las veces porque los joyeros adulteran y degradan el metal provocando que se manche y la prenda pierda calidad.
El oro caro, la plata mala y la precariedad económica de la Isla han sido el caldo de cultivo ideal para el boom del acero quirúrgico.
Por todo el país se multiplican los puestos de trabajadores por cuenta propia que vende todo tipo de anillos de compromiso, cadenas, aretes o pulsos. Todos están de acuerdo en que tienen muchísima salida y que la mayoría de los clientes son jóvenes.
Los vendedores aseguran que el acero quirúrgico es de excelente calidad y que no se mancha aunque pasen los años. Obtienen las prendas de proveedores (mulas) que los importan desde Estados Unidos, Ecuador o México, pues en Cuba no se producen.
Se trata de una mercancía muy fácil de introducir a través de las aduanas, pues ocupa muy poco espacio y casi todas las mulas lo pasan como equipaje de mano.
Aunque el brillo del acero quirúrgico puede durar de dos a tres años, los vendedores advierten a los clientes que este no es eterno y que pasado ese tiempo la calidad de la prenda comienza a mermar.
Como todo negocio, los que compran acero quirúrgico como joyería están expuestos a sufrir estafas, sobre todo si el vendedor no es de su confianza, y recibir joyas de fantasía de muy mala calidad que pierden el brillo apenas sienten el contacto con el sudor.
Mas, al final, son infinitamente más los beneficiados por una moda que permite llegar a fin de mes y reduce los gasto, pues no es lo mismo pagar más de 100.00 CUC por un juego de alianzas matrimoniales de oro, que 15.00 por unas de acero quirúrgico.
