La imagen de la esperanza… así podrían describirse las fotos que muestran el rescate ocurrido ayer en La Habana, luego que un niño cubano de solo 13 años de edad cayera en un pozo de agua de 50 metros de profundidad y de solo 60 cm de ancho, donde agonizaba a causa de los golpes recibidos durante la caída.
Según una nota publicada por el Ministerio del Interior (MININT), el accidente ocurrió en el municipio del Cotorro, en una finca particular conocida como La Nobleza, perteneciente al Consejo Popular Cuatro Caminos, de esta localidad al sur de la capital cubana.

A las ocho en punto de la mañana los bomberos recibieron una llamada desesperada, claro augurio de una desgracia, en la que se informaba que un niño había caído al interior de un profundo pozo de agua de la finca.
Previendo la complejidad de las labores, varios camiones del cuerpo de Bomberos del Comando 11 y rescatistas llegaron al lugar para inmediatamente comenzar las labores de salvamento.
Familiares, vecinos y algunos oficiales de la Policía ya se encontraban en la zona, cuando entre curiosos y dolientes se escuchó la voz del Capitán Alejandro López Portuondo, Jefe del Grupo de Salvamento y Rescate: ¡El niño tiene que subir vivo!

Mientas uno de los rescatistas descendía por la oscuridad del pozo, los gritos del pequeño que agonizaba por el dolor dibujaban una espantosa escena.
El encargado del rescate, del que no se reveló su nombre, fue asistido desde la superficie con aire comprimido… consigo llevaba la protección y los equipos necesarios para darle los primeros auxilios al menor.

Ya en el fondo, llegó el abrazo del pequeño cuando lo alcanzó y se aferró a él sabiendo que en ello le iba la vida. El rescatista por unos segundos quedó paralizado, pero se había preparado para eso y comenzó el ascenso a la superficie.
Ya arriba el infante fue recibido por los compañeros del sistema integral de urgencia médica, quienes estabilizaron sus signos vitales, así como atendieron sus lesiones.

La operación duró una hora y cinco minutos… a las 9:05 de la mañana, con lagrimas en los ojos, muchos aplaudían y daban las gracias por salvar la inocencia.


