Polo dijo adiós siendo aún muy joven. Hoy estaría cumpliendo 65 años de edad el guajiro más natural de Cuba, que supo regalarnos un montón de estrellas mientras reconocía que él en el amor era solo un idiota.
Fernando Borrego Linares, el cual era su nombre real, nació el 5 de junio de 1955 en el poblado de Candelaria, entonces perteneciente a la occidental provincia de Pinar del Río.
Campesino de los que se fajaba con la tierra para sacarle sus frutos, la fama los sorprendió de la noche a la mañana, cuando sus canciones empezaron a sonar por el mundo entero.
Llegó a ser el tercer cubano premiado con Disco de Platino con su primer CD «Guajiro Natural».
Compuso su primera canción en 1973, a la que tituló “Este tiempo feliz”, después siguió creando, pero guardaba sus números en una gaveta porque no los consideraba de valor.
A pesar de su total formación autodidacta, aprendido todo en los guateques y fiestas nocturnas a las que asistía, logró componer más de 100 temas, haciendo universales los ritmos más auténticos de la campiña cubana.
En menos de tres años y con solo dos discos grabados, Polo Montañez saltó a la fama y se convirtió en ídolo popular en Cuba, gracias, entre otros detalles, a su sencillez y a un carisma que cautivaba.
Después de Cuba, fue Colombia en donde acogieron su música y en donde lo convirtieron en estrella emergente de los sabores rítmicos de la isla. En sus biografías aparece que en cuatro años de carrera musical visitó Colombia en 5 oportunidades y el segundo país en viajes fue Francia con 2. También estuvo en Portugal, Bélgica, Holanda, Italia, México, Ecuador, Costa Rica. Compartió con artistas como Rubén Blades, Andy Montañez, Margarita Rosa de Francisco, César Évora, Cándido Fabré, Francisco Repilado (Compay Segundo), Eliades Ochoa, Adalberto Álvarez, Danny Rivera y otros.
Las cifras de espectadores a sus conciertos rompieron todas las expectativas. Sumaban miles y miles los niños, jóvenes, adultos y ancianos los que abarrotaban los lugares donde se presentaba.
Su carrera internacional fue muy breve… Cuando su nombre ya hacía parte de los artistas de primera línea en los listados latinoamericanos, el 20 de noviembre de 2002 chocó en su vehículo y murió 6 días después en el Hospital Militar Carlos J. Finlay.
“El último minuto de mi vida debe ser, creo que debe ser romántico, donde pueda decir la última verdad de amor, de desamor y desengaños”. Nunca se sabrá si cuando escribió tal letra pensó en final alguno, si a sus dotes de jaranero, comunicador, campesino bonachón, se le sumó la de adivino.
Algo de magia real maravillosa si tenía, por su historia y sencillez. En medio de una época alucinante de pop y con el auge del reguetón, venir a posicionarse en la muchachada precisamente aquel cuarentón con sus guarachas y sones montunos, típicos de los campos cubanos, era algo prodigioso……


