Mientras el coronavirus pierde terreno en Cuba, en La Habana sucede todo lo contrario y parece habérsele ido de control al Gobierno, que no ha logrado contener los contagios en la capital del país, donde el numero de positivos se ha disparado de forma peligrosa en los últimos tres días.
Un incidente de contagio que se inició en la tienda La Época, en el municipio de Centro Habana, derivó en un foco en la Empresa de Transportación de Comercio Interior, ubicada en el municipio Diez de Octubre, y otro alarmante brote masivo de infectados en los Laboratorios Farmacéuticos AICA, una de los principales productores de medicamentos en el país.
Desde el sábado y hasta ayer lunes, en estos laboratorios se han confirmado 57 personas contagiadas y aún se encuentran otros cientos en vigilancia en esperar de los resultados de las pruebas PCR.
La gran preocupación de las autoridades con los trabajadores de AICA es que allí hay personas residentes en todos los municipios de La Habana, e incluso de las provincias de Mayabeque y Artemisa, lo que hace que las posibilidades de transmisión sean mucho más completas.
El Gobierno ha decidido arreciar las medidas en la capital cubana, poniendo especial atención en los centros de trabajo donde se mantienen grandes cantidades de personas trabajando pues es allí donde se han generado estos focos de coronavirus.
«Hemos comprobado que los centros con problemas han violado las medidas de protección, prevención y de bioseguridad, por lo que ese exigirán responsabilidades», advirtieron las autoridades.
Y es que los que viven en La Habana parece que ya pensaban que la pandemia había llegado a su fin y se veían en los últimos días miles de personas en las calles, ya fuera caminando, haciendo las largas colas para comprar alimentos, reparando vehículos de motor o simplemente conversando en parques y esquinas.
La presencia policial se ha relajado y decenas de personas se juntan en las calles a tomar ron y escuchar música, incluso en la calle, sin tomar las más mínimas medidas de seguridad.
Así los cosas, la marcada reducción en los casos que experimentaba Cuba en las pasadas dos semanas se ha hecho sal y agua en la capital, por lo que los planes de ir tomando medidas para ir retomando la normalidad se han puesto en alto total.
La situación en La Habana ha caído como un balde de agua fría a la cúpula gubernamental de la Isla, que llamó a la población a no confiarse y responsabilizó a los capitalinos de tener que cumplir con las medidas preventivas dispuestas por el Gobierno.
