Dicen que en Cuba el que velan no escapa y sino que se le digan al que los cubanos ya han bautizado en las últimas horas en las redes sociales como ‘El Rey de la Mecánica’. A este hombre, que vivía en un verdadero «paraíso», o al menos ese es el nombre del barrio donde reside en el municipio Marianao, en La Habana, le encontraron durante un registro policial realizado en su vivienda más de un millón de pesos, entre CUC y moneda nacional, dentro de una caja fuerte y la suficiente cantidad de piezas y partes de automóviles y motos para la venta ilegal, que llenarían con facilidad cualquier tienda especializada en el extranjero… y hasta más.
La casa para nada parecía ostentosa, pero tampoco debía serlo, pues en su interior lo que realmente había era un almacén, y nunca mejor dicho, con cientos de llantas nuevas de distintos tipos, cajas de herramientas amontonadas casi hasta el techo, luces, baterías, amortiguadores, tubos de escape, y cuanta pieza y parte para la reparación de un automóvil o de una moto pueda existir.

«Yo presto servicio de reparación de carros», dijo ante las cámaras de la televisión ‘El Rey de la Mecánica’, quien aparece con el rostro difuminado, y defendiendo que estaba autorizado a tener todo aquello en su vivienda pues poseía una licencia como cuentapropista para arreglar automóviles.
Al ser cuestionado entonces de por qué no tenia en su casa ningún taller de mecánica con automóviles y motos reparándose, su respuesta fue: «Porque se hace en otro lugar… ¿cómo yo voy a coger mi casa y llenarla de grasa y de cochina? Este es el almacén… yo no tengo porqué ocultar nada».
En medio del decomiso, el hombre comenzó a llamar a varias personas, al parecer con aparente poder, para que intervinieran y detuvieran el operativo policial, pero todo fue en vano…

«Al entrevistarnos con este ciudadano, este alega que muchas las había entrado por la Aduana, otras la había comprado el Revolico y otras a varias personas que venían desde el extranjero y tenían el interés de venderle estos productos (…) Él los compraba y los almacenaba para posteriormente comercializarlos», explica una de las oficiales que realiza el registro.
Aunque la identidad de la persona no es revelada, ni tampoco su nombre, fuentes consultadas por nuestra redacción nos precisan que se trata de Yasel Sánchez Castro, un hombre de unos treintaitantos de años y que al parecer, muchos relacionaban, por su apellido y el volumen que llegó a manejar en su negocio, con la familia Castro.
El hombre tenia una licencia de cuentapropista como «reparador de equipos mecánicos y de combustión» y estaba realmente administrando una tienda para vender partes y piezas de automóviles y motos.

«Él aquí no está reparando nada, de hecho no tiene taller aquí de nada, el lo único que tiene la casa toda almacenada completa», explica Eduardo Águila, uno de los inspectores de la Dirección de Supervisión y Control (DISC).
De acuerdo con la investigación preliminar realizada por las autoridades, el acusado ocultaba «con un matiz legal» sus actividades ilícitas y a su vez, revendía a quien necesitara su mercancía.
«Los precios estaban disponibles en un papel ante el cliente», enfatiza el reporte televisivo.
«Los bienes que tiene bajo su guarda y cuidado no tienen un amparo legal o justificación de lo que tiene en su domicilio. Pero aparte, comercializaba al doble del precio de lo que él lo adquirió en el mercado negro o del que pago al adquirirlos en el extranjero», aclara una de las instructoras que lleva el caso.
Durante una inspección técnica, realizada por oficiales de tránsito, se detectaron otras irregularidades en vehículos que se encontraban estacionados en el interior de la vivienda.

Además de los importantes volúmenes de partes y piezas, en su mayoría nuevas de fábrica, se ocuparon cheques de pago, documentos bancarios, materiales de la construcción y una caja fuerte con 1 millón 82 mil pesos, en moneda total.
Varios camiones se necesitaron para llevarse todo el material decomisado, del que no se aclara cuál será ahora su destino, pero en lo que sin dudas ya suena como uno de los golpes más duros contra el mercado informal en Cuba en los últimos años.


